Misterios Gozosos
Cántico.
Lectura evangélica: Lucas 1, 26-38
Meditación:
El primer itinerario de la contemplación del rostro de Jesucristo con los ojos y el corazón de María, el primer recorrido del rezo del rosario son los llamados misteriosos gozosos, que se caracterizan, en efecto, por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación. Son los misterios de la gestación, nacimiento e infancia del Señor. Son los misterios del adviento y de la navidad. Los misterios gozosos se han de rezar los lunes y los sábados, día éste dedicado a María Santísima, causa de nuestra alegría.
Son una invitación a la alegría mesiánica: ¡Alégrate, María!” A este anuncio apunta toda la historia de la salvación y la historia misma del mundo y de la humanidad. Este anuncio constituye el primer misterio: la anunciación y encarnación del Hijo de Dios.
El regocijo se percibe también en la escena del encuentro de la Virgen María con su prima Santa Isabel, segundo misterio, donde la voz misma de María y la presencia de Cristo en su seno hacen “saltar de alegría” a Jesús, todavía en el vientre de su madre Isabel. Repleta de gozo es la escena de Belén, tercer misterioso gozoso, donde el nacimiento del Divino Niño, el Salvador del mundo, es cantado es cantado por los ángeles y anunciado por los pastores como “una gran alegría”. Aun conservando el sabor de la alegría, los misterios gozosos cuarto y quinto, anticipan indicios de drama, de cruz, de misterio escondido en los planes misericordiosos de Dios. Son los misterios de la presentación del Niño en el Templo y la perdida y hallazgo de Jesús, a los doce años.
Meditar, nos dice el Papa Juan Pablo II, los misterios gozosos significan, pues, adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico. María nos enseña a comprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es la buena noticia de Jesucristo encarnado y salvador.
Silencio oracional.
Canción.
Oración final:
Al rezar y evocar los misterios gozosos del Rosario, te pedimos, Santísima Virgen del Rosario, Reina de la alegría y de la paz, que encontremos siempre nuestro gozo y alegría sin fin en los misterios de la Encarnación de tu Hijo: Haz que sepamos descubrir, amar y seguir la Santísima Humanidad de Jesucristo, que entendamos de anunciación, encarnación y visitación, que imitemos sus gestos de anonadamiento y de humildad, que experimentemos y transmitamos el gozo inefable de sabernos salvados y amados por Quien compartió con nosotros las luces y las sombras de la condición humana en todo excepto en el pecado. Que como Él, también nosotros trabajemos con y para nuestros hermanos los hombres con manos de hombre, que les amemos y les sirvamos con corazón humano. Que nada humano nos sea ajeno, como no lo fue para Él y para Ti. Te pedimos, Madre de las Madres, por las madres, por las gestantes, por los niños recién nacidos, por aquellos que no valoran la maternidad. Amén.
Rezo del Padre Nuestro, Ave María y Gloria

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