V Centenario Santa Teresa de Jesús: la soledad, atrio para la oración, por Ángel Moreno de Buenafuente
El secreto de la vida de Teresa de Jesús fue su relación con Dios, y de manera concreta con Jesucristo, revelación plena de Dios.
La vida de oración que mantuvo la santa de Ávila se caracterizó por su deseo de estar a solas con Dios, y esto no se lo impidió ni su quehacer diario ni los viajes; nada le fue obstáculo para permanecer en conexión teologal.
Sin embargo, Teresa recomienda la mediación de la soledad, la de habitar de alguna forma en el desierto, que puede hacerse de muchas formas, por ejemplo viviendo en la propia celda.
En estas breves reflexiones, al extraer las pequeñas frases relacionadas con los diferentes temas, cabe el riesgo de extrapolarlas del contexto; sin embargo, son tan axiomáticas, que nos ayudan a recordar la enseñanza principal.
La soledad
La soledad puede ser penosa, pero según la santa, cabe que sea “soledad harto sabrosa” (Fundaciones 28, 20).
“Procuraba soledad para rezar mis devociones” (Vida 1, 6)
“Tratar a solas con Dios (Vida 11, 12).
“A solas con El solo” (Vida 36, 29).
“… como en la soledad hay menos ocasiones de ofender al Señor, parece anda el alma más limpia; que si es temerosa de ofenderle, es grandísimo consuelo no haber en qué tropezar. Y, cierto, ésta me parece a mí más bastante razón para desear no tratar con nadie que la de grandes regalos y gustos de Dios. (Fundaciones 5, 14)
“Mas como faltamos en no disponernos y desviarnos de todo lo que puede embarazar esta luz, no nos vemos en este espejo que contemplamos, adonde nuestra imagen está esculpida. (Moradas VII, 2, 8).
La soledad en Santa Teresa no es desentendimiento, ni mitificación del desierto. Si conocemos los caminos que atravesó la andariega, comprenderemos de qué soledad se trata. “Miren que siempre hablo presuponiendo andar en ellas por obediencia o caridad; que a no haber esto de por medio, siempre me resumo en que es mejor la soledad” (Fundaciones 5, 15).

Añadir comentario