·Es necesario promover la acogida como un fin en sí mismo, no como un paso previo a la adopción, para aquellos niños que tienen relación con su familia de origen.
Madrid, 12 septiembre de 2012. Ante el anuncio realizado ayer por Esperanza Aguirre, durante el discurso inaugural del debate del estado de la región, de una nueva Ley de Acogimiento y Adopción para conseguir una mayor agilidad, la investigadora del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, María Teresa Díaz Tártalo, señala su alegría porque se abran puertas que permitan la reducción del plazo que ha de esperar un niño para poder crecer en una familia pero, advierte, que quizá “se pase por alto el auténtico problema”.
Así, ha afirmado que “la reducción de dicho plazo ha de garantizar la correcta selección de dichas familias; pues no podemos olvidar el incremento del ingreso en centros de nuestra Comunidad de menores que provienen de adopciones truncadas o la permanente entrada de menores necesitados de un acogimiento que acaban en familias que lo que verdaderamente buscan es una adopción, y para las que resulta por tanto muy difícil gestionar la relación con la familia de origen”. “Agilizar sí, pero verificando bien”.
En esta línea Díaz Tártalo ha advertido que “la sociedad no conoce la figura del acogimiento familiar, para lo cual sería necesario dar mucho más respaldo a las familias, que son las mejores difusoras de dicha medida que podría beneficiar a tantos menores a un coste mínimo para la administración, en comparación con el gasto que conlleva mantenerlos en centros, situación que además vulnera sus derechos”.
Además, ha subrayado que, en ocasiones, “la adopción se mezcla confusa y peligrosamente con el acogimiento, cuando no son lo mismo”.
Para la profesora de la Universidad CEU San Pablo, la administración debería apoyar iniciativas civiles, debería ir “derivando recursos más generosos al acogimiento familiar, no solo con ayudas más serias a las familias, sino destinando poco a poco parte del personal implicado en la institucionalización de los niños a trabajar a favor del acogimiento familiar o lo que es aun más importante, en prevención y ayuda a las familias biológicas con el fin de evitar las tutelas”.
Los investigadores María Teresa Díaz Tártalo y Juan Ignacio Grande Aranda, del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo han creado el Centro de Estudios del Menor (CEM CEU) que, además de estudiar las diferentes situaciones que pueden darse en la vida de los más pequeños, cumplen una labor social de ayuda.
A pesar de que cada uno procede de un área de conocimiento diferente, ambos se han visto siempre muy atraídos por la causa. Tanto es así que Juan Ignacio tiene tres niños adoptados y María Teresa y su marido comenzaron acogiendo a un niño y por su estrecha relación con la asociación Familias para la Acogida estos últimos han promovido, junto con otras dos familias, la Casa de la Almudena, construida gracias a una cesión de terreno del Obispado de Madrid, que siempre apoyó el proyecto.
Desde esta iniciativa pretenden, entre otras cuestiones, promover la acogida como un fin en sí, no solamente como un paso previo a la adopción. Esto podría facilitar a muchos niños el contar con un hogar sin necesidad de ser adoptados, es decir, de manera rápida y sencilla estos niños podrían crecer en un ambiente familiar.
Por otro lado, el CEM tiene como principal objetivo el mejorar los derechos de los menores tanto a nivel nacional como internacional y en este sentido promueve investigaciones, y actividades de formación en relación con el ámbito de la protección de menores.
Los problemas familiares, sociales y políticos afectan a la infancia y ello ha de ser sometido a estudio ya que, no podemos olvidar que los niños son el futuro. Por tanto es preciso estudiar e investigar todos los ámbitos que rodean a la infancia, la adolescencia y la familia. Este ha sido precisamente el objetivo del proyecto que se ha centrado en la cuestión de la doble vinculación de los menores en acogimiento familiar, dado que estos menores mantienen relación con su familia de origen o biológica y con la que les acoge. El estudio de los distintos aspectos de dicha relación es de sumo interés para mejorar la praxis de todos los agentes implicados en esta figura de protección tan necesaria como alternativa a la institucionalización.

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