Monseñor Braulio dedica su escrito semanal “al debate que se va reavivar en España sobre la vida humana, la eutanasia y el suicidio asistido” y pide “perspicacia, mucha oración y no callarse”.
Un debate poco debatido (I)
+ Braulio Rodríguez Plaza
Administrador Apostólico de Toledo
“Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado” (Ex 3,5), dijo Dios a Moisés cuando éste llegó hasta la zarza ardiente, que no se consumía, en el monte Horeb. Está diciendo el Señor que entrar en la vida de una persona, en este caso Dios mismo, es caminar en terreno sagrado. Esto sucede, nos dice la Revelación, también cuando se entra en la vida de toda persona humana, sobre todo si se trata de entrar en su intimidad o se encuentra afectada por la enfermedad o ante el trance supremo de la muerte. Ya ha comenzado el debate y en un futuro próximo se va a reavivar en España sobre la vida humana, la eutanasia y el suicidio asistido. Por ello, con la ayuda de un documento de la subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida (“Sembradores de esperanza, Madrid 1 de noviembre de 2019), quiero debatir y así ayudar a los fieles católicos de Toledo, de los que todavía tengo la obligación de servir hasta el 29 de febrero de 2020, cuando tome posesión el nuevo Arzobispo de Toledo. Monseñor Francisco Cerro Chaves.
Sé que no somos muchos lo que queremos debatir sobre este tema; pero lo quieren hacer, por ejemplo, los equipos de la pastoral de la salud, los capellanes de hospitales, los profesionales sanitarios católicos, etc. No estoy, pues, solo ante este tema preocupante, aunque debería haber más. Y quiero decir ante todo que quien sufre y se encuentra ante el final de esta vida necesita ser acompañado, protegido y ayudado a responder sobre el sentido de su existencia, y abordar la esperanza de su situación. Pero necesita sobre todo recibir los cuidados necesarios con competencia técnica y calidad humana, ser acompañado por su familia y seres queridos y recibir consuelo y ayuda de Dios. Y ese es el debate, no el tema del suicidio asistido y de la eutanasia, considerado por tantos grupos políticos únicamente como si se tratara de un tema de “derechos humanos” que una mente progresista no debe obviar. No es verdad.
Lo que subyace en este supuesto debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido es otra cosa: es una cuestión ideológica, no una cuestión médica con una profunda raíz antropológica. No valen aquí las “face news”. Como en otras cuestiones, se encuentran aquí enfrentados, los que vivimos en esta sociedad un tanto líquida, por una determinada concepción del ser humano y sus implicaciones familiares y sociales y, sobre todo, por un concepto de libertad concebida como voluntad absoluta desvinculada de la verdad sobre el bien, el sentido del sufrimiento y el modo de encajarlo en el recorrido vital de las personas. Por ello es necesario un verdadero debate, que no se puede escamotear a toda la sociedad española y quedarse únicamente en el Parlamento, aunque sea éste quien legisle, oyendo a todos y no imponiéndose las mayorías. Ya conocemos este procedimiento en el pasado reciente en otras cuestiones importantes para el ser humano.
No se puede solo presentar los “casos límites”, especialmente llamativos que interprete la sensibilidad colectiva por quienes tienen medios potentes de comunicación. Seguro que se evitarán expresiones como “provocar la muerte del enfermo” o “quitarle la vida”. Y se ensalzarán otras como “muerte digna”, “autonomía” o “liberación”. Está claro también que a los defensores de la vida y de aplicar los cuidados paliativos, se le tachará de retrógrados, intransigentes, contrarios a la libertad individual y el progreso. Todo para evitar el verdadero debate. También aparecerá que la eutanasia es una cuestión religiosa, que nada tienen que ver con lo público y los que no aceptan el hecho religioso; por tanto, la Iglesia –o cualquier confesión religiosa- no puede, ni debe, imponer su opinión.
Les pido, queridos hermanos, perspicacia y mucha oración. Y no callarse, como si estos temas no fueran con nosotros. Hay que “dar la lata”, y saber que se desarrollarán campañas y estrategias, con la ayuda de asociaciones pro-eutanasia, que surgirán como los hongos, como cuando los otoños son lluviosos.
+ Braulio Rodríguez Plaza
Administrador Apostólico de Toledo
