El pasado 17 se cumplía un año del secuestro del misionero Pierluigi Maccalli, de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA). Probablemente, lo secuestradores son yihadistas de etnia peulh, en su misión en Bamoanga en Níger, a unos 125 kilómetros de la capital Niamey. Aunque han circulado diferentes noticias, la verdad es que no se sabe nada de su paradero. Para algunos todavía estaría en Níger, para otros en Burkina Faso, cuya frontera está cerca de Bamoanga, para otros en Mali. En abril, el ministro de Asuntos Exteriores de Burkina dijo que el padre Maccalli estaba vivo y había sido devuelto a Níger desde Burkina Faso. Según su hermano, el padre Walter Maccalli, también misionero de la SMA: «Todas las noticias dadas no son más que suposiciones que no han encontrado ninguna confirmación, incluidas las del gobierno burkinés».
Al cumplirse un año, todas las comunidades del mundo de la SMA y la comunidad parroquial de Madignano, localidad natal del padre Luigi, se han unido en oración y organizaron una marcha de solidaridad.
El pasado mayo, el Papa Francisco, al recibir a los participantes en la Asamblea General de la SMA, les agradecía su «celo misionero, impregnado de valor, que os lleva a salir para ofrecer a todos la vida de Jesucristo, a veces poniendo en riesgo la vuestra», por ello, añadía, «me gustaría unirme a vuestra oración por vuestro hermano, el padre Pierluigi Maccalli, secuestrado desde hace varios meses en Níger, y asegurar la solicitud y la atención de la Santa Sede con respecto a esta preocupante situación».
