Una vez más, uniéndose a los que sufren en tantas partes del mundo, el Santo Padre expresó su profundo pesar por dos recientes tragedias, de distinto matiz, ocurridas en estos días. Una en Denver, Estados Unidos, con doce víctimas mortales – y otra en África, debido a un naufragio en aguas de Zanzíbar, donde se teme que haya más de 100 muertos.
Después del rezo a la Madre de Dios y del responso por los difuntos, con su profunda conmoción y pena por la violencia sin sentido, que tuvo lugar en un cine de Aurora, en las cercanías de Denver la madrugada del jueves al viernes – cuando un joven empezó a disparar indiscriminadamente – Benedicto XVI expresó también su gran tristeza por la pérdida de vidas en el desastre del ferry, cerca de Zanzíbar:
«Comparto la angustia de los familiares y amigos de las víctimas y los heridos, especialmente de los niños. Asegurando a todos ustedes mi cercanía en la oración, les imparto mi bendición como prenda de consuelo y fortaleza en el Señor resucitado».
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