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Subsidio Litúrgico para la celebración eucarística del domingo 14 de octubre de 2012, en el inicio del Año de la Fe

Tras la señal de la cruz y el saludo inicial, el celebrante puede dirigirse a los asistentes con estas o parecidas palabras:

Hermanos y hermanas: el jueves pasado el papa Benedicto XVI abrió el Año de la fe. Es una invitación dirigida a cada uno de los que estamos aquí a recorrer de nuevo y con entusiasmo la peregrinación de la fe iniciada el día de nuestro bautismo. También en nuestra comunidad (parroquial) comenzamos este tiempo particular de reflexión. Queremos descubrir mas profundamente la gracia bautismal, que nos ha hecho a todos familiares de Dios. Deseamos seguir las huellas de nuestro Salvador para ofrecer a todos los hombres un camino de salvación y de liberación.

Para ello necesitamos renovar en nosotros la gracia del bautismo. Al recibir esta agua bendita, haciendo la señal de nuestra fe común, o sea, la señal de la cruz, manifestamos nuestro deseo de ser los primeros en emprender este camino, pidiéndole a Dios la gracia del perdón.

Sigue el acto penitencial con la aspersión de los fieles con el agua bendita

 (Para recuerdo del bautismo como inicio del camino de la fe)


La homilía

 

(Propuestas de temas)

 

·       La fuerza y el poder de la Palabra de Dios.

  • Dejar todo a causa del Evangelio y del seguimiento de Cristo.
  • El kerygma y la misión de los cristianos de anunciar la Buena Nueva.
  • El Año de la fe (el repaso del catecismo).
  • El credo y su significado.
  • La renovación de la fe recibida en el bautismo.

 

El Credo

 

a)    Después de la homilía, el celebrante puede introducir a los fieles con estas o parecidas palabras:

 

El Año de la fe remite al Credo como profesión pública de nuestra fe. Desde los orígenes de la Iglesia, se les entregaba a los adultos que se preparaban a recibir el bautismo. Durante una celebración apropiada los catecúmenos escuchaban por primera vez al sacerdote que recitaba el Credo y después tenían que aprendérselo de memoria para restituirlo, es decir, profesarlo públicamente durante otra celebración. El Santo Padre nos invita a reflexionar sobre el texto del Credo y sobre los contenidos a los que remite. Ahora yo os entrego el Símbolo de nuestra fe. En adelante tratad de aprendéroslo de memoria y de repetirlo en la oración diaria para dar testimonio del mismo con la propia vida.

 

b)    El celebrante puede entregar el texto del Credo a cada uno de los asistentes (pueden ayudarlo, según las necesidades, otras personas, sobre todo los catequistas y todos los que se dedican a la pastoral).

 

– La comisión diocesana para el Año de la Fe tenemos a vuestra disposición a precio de coste estampas propias con el Credo Apostólico

 

c) Terminada la entrega, el celebrante inicia el rezo común del Credo.

 

d)    Se termina con la siguiente oración:

 

Dios; Padre nuestro, te rogamos que concedas a tus fieles acoger la gracia de la fe con corazón renovado para que sepan reconocerte como único Dios, y a aquel que has enviado: Jesucristo.

Haz que se dejen guiar por tu Espíritu Santo a lo largo de todo este año de modo que puedan avanzar en el camino de la fe con corazón gozoso, y ser para sus hermanos y hermanas testigos de tu amor atrayendo nuevos hijos a ti.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 Sigue la oración de los fieles y la Misa

 Queridísimos hermanos, invoquemos al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, para que acompañe el camino espiritual de la Iglesia en el Año de la fe. Digamos juntos:

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.


Para que la Iglesia, reunida por el Espíritu Santo junto con nuestro papa Benedicto XVI, nuestro obispo Atilano, y todos los obispos, presbíteros y diáconos, crezca en la unidad de la fe hasta la venida de Cristo.   Oremos.

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Para que todos los laicos comprometidos en las diversas formas de la vida pastoral se conviertan en discípulos y testigos de tu Evangelio.   Oremos.

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Para que todos los miembros de nuestras sociedades, que no conocen o no quieren conocer a Jesucristo, puedan encontrar la gracia de la verdadera conversión.   Oremos.

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Para que nuestras familias tengan el valor de vivir cotidianamente la fe.   Oremos.

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Para que reavives en todos nosotros la gracia del bautismo.   Oremos

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Para que, guiados por ti, caminemos en santidad de vida y lleguemos a la vida eterna.   Oremos.

 

R. Oh Señor, envía tu Espíritu.

 

Oh Dios, que has derramado el Espíritu Santo sobre los apóstoles, y por medio de ellos y de sus sucesores has querido transmitirlo a todos los miembros de tu Iglesia, concédenos ser siempre fieles testigos de tu palabra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Fuente: Libro oficial de las celebraciones del Año de la Fe, editado por San Pablo, y obispado de Sigüenza-Guadalajara



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