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Subsidio litúrgico para la celebración de la I Jornada Mundial de los Pobres

SUBSIDIO LITURGICO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

XXX Domingo del Tiempo Ordinario                        

19 de noviembre de 2017

“No amemos de palabra sino con obras”

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Nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía, el sacramento de unidad y caridad. En este domingo, por expreso deseo del papa Francisco, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Pobres. Con ella se pretende que en nuestra conciencia se produzca un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada

vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda y de que los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.

El Santo Padre nos recuerda de esta forma que no amemos de palabra sino con obras. Hemos de ofrecer así la cercanía sincera, la oración y la ayuda generosa y efectiva a tantas personas que, cerca y lejos de nosotros, sufren las muy variadas formas de pobreza que se dan hoy en nuestro mundo. De esta

forma estaremos cumpliendo la Palabra de Dios que hoy escucharemos haciendo el elogio de quien sabe abrir sus manos al necesitado y tender sus brazos al pobre.

En la Eucaristía que celebramos encontraremos en Jesucristo el modelo de amor y entrega, y la fuerza para vivir en la caridad cristiana con los pobres y necesitados, deseamos que nuestras comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados.

 

Oración de los fieles

  1. Pidamos por el Papa y los sacerdotes para que fieles a su vocación sigan denunciando las injusticias y proclamando la dignidad de toda persona como hijo de Dios. Roguemos al Señor.
  1. Pidamos por los gobernantes de todas las naciones para que sean conscientes del problema de la pobreza y apliquen políticas públicas justas, de protección e inclusión social para atajar las desigualdades. Roguemos al Señor.
  1. Pidamos por todos los que padecen más duramente la pobreza, para que no pierdan nunca la esperanza y les ayudemos a superar el desencanto con signos creíbles de cercanía, justicia y solidaridad. Roguemos al Señor.
  1. Pidamos por los emigrantes y refugiados, los enfermos y todos los que sufren, y se sienten invadidos por la tristeza y el desaliento. Roguemos al Señor
  1. Pidamos por todos nosotros, que reunidos en comunidad queremos aportar lo mejor que hay en cada uno y poner en practica la evangelización que nos habla de salir, acoger y proponer.

 

Ofrendas

Esfera:

La tierra regada con los ríos de la vida, se halla destrozada y anegada en muchas partes del planeta. Y lo peor es que justamente en estos espacios son donde sufren los más pobres de los pobres.

Los que huyen de las desigualdades, de las bombas del hambre y de la muerte y de tantas otras que atentan contra la dignidad de nuestros hermanos.

Gafas:

Te presentamos estas gafas, queremos aprender a ver la realidad, a mirarla con otros ojos, no queremos permanecer ajenos a lo que le pasa a nuestros hermanos más pequeños.

Pan y vino:

El mantel de la mesa ya está preparado, la palabra de Dios nos ha inflamado el corazón…solo falta aquello en lo que quisiste quedarte. Unas gotas de vino y unos trozos de pan. Solo eso. Aquí están Señor: granos triturados y amasados, unidos para formar el pan. Y uvas estrujadas para sacarle el mejor jugo. Como la vida de tantos. Símbolo, sacramento y resumen de tu vida, Señor. Aliméntanos con ello.

Acción de Gracias 

Te damos gracias Señor porque a través de la oración, el camino del discipulado y la conversión nos llevas a ejercer la caridad con los últimos y más pequeños y esto es la muestra de la auténtica evangelización.

Vivir así nos produce alegría y serenidad porque si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión recibida en la eucaristía.

Estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.



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