Muchos médicos católicos creemos que es extremamente importante para el futuro de la Iglesia y de la humanidad que demos un impulso real a las enseñanzas de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI. Quien respecta la H.v. procura ser fiel a su esposo o esposa, no mata a sus hijos en el aborto, no se reproduce artificialmente sino que procrea y ve a los hijos como un exquisito don del Cielo. Si es necesario por motivos graves, utilizará los modernos medios naturales de regulación de la fertilidad y nunca un anticonceptivo.
La transmisión de la vida humana es uno de los puntos más íntimos de contacto entre Dios y el Hombre. ( … ) Ambos realizan una Obra que será eterna. ¡ Los hijos son para siempre! Es por ello que es necesario que las escuelas, universidades, seminarios y otros medios de apostolado de la Iglesia promuevan esta sana doctrina sin esconderla ni maltratarla, sin cobardías y con perseverancia.
Los médicos católicos llevamos años detectando una disminución radical del número de especialistas en Obstetricia que siguen las enseñanzas de la Iglesia. Creemos que sería necesario impulsar a partir de este Sínodo un plan “Marshall” a favor de la Maternidad. Las madres mueren en países pobres por falta de atención Obstétrica básica y las madres son manipuladas en los países ricos para que no tengan apenas hijos.
La Iglesia católica puede, y humildemente creo que debe, superar la inversión multimillonaria de la Fundación Bill Gates, con una opción preferencial por las madres, ni exclusiva ni excluyente, pero ciertamente preferencial para con ellas y sus hijos.

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