Por Antonio DIAZ TORTAJADA, sacerdote-periodista
Dentro del contexto del Año de la Fe y el Sínodo de los obispos, monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia hace pública su carta pastoral en la Jornada Misionera del Domund invitando a la conversión , “llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad”.
“Un año en el que tenemos que dar gracias al Señor en nuestra Iglesia Diocesana, –dice el arzobispo valenciano– porque aquella imagen que el Concilio Vaticano II nos daba de una Iglesia presente en todos los continentes a través de misioneros que, llenos del Señor, estaban animados por la pasión de anunciar el Evangelio, sigue estando vigente en nuestra Archidiócesis de Valencia”.
“El lema que las Obras Misionales Pontificias en España ha querido presentar este año, dice así: ‘Misioneros de la fe’. Quiere recoger lo que el Papa Benedicto XVI nos pide en este Año de la Fe, ‘Caritas Christi urget nos’: es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, Él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra”, añade
Más adelante en su carta pastoral añade que “estamos llamados a ser ‘misioneros de la fe’. Quizá, la pregunta surja inmediatamente: ¿qué tenemos que hacer para serlo? La respuesta es también inmediata: creer en Jesucristo. Hoy los hombres, lo mismo que la Samaritana o Zaqueo, necesitan acercarse a Jesucristo. Habrá que hacerlo de una manera directa, como el mismo Señor lo hizo con Zaqueo, “baja de ahí que quiero entrar en tu casa”. O habrá que hacerlo como lo hizo con la Samaritana, entablando una conversación con ella como si el necesitado de agua para quitar la sed fuese Él, pero llevándola en aquel diálogo de tal manera a que se diese cuenta de que era ella la que tenía necesidad de agua viva y de acercarse a quien era el manantial del agua viva, que era Él mismo.
El ‘misionero de la fe’ tiene que ser alguien que sienta de nuevo el gusto por alimentarse de la Palabra de Dios, tal y como la Iglesia la transmite, y del Pan de vida que es sustento verdadero para todos los hombres. Todo ello nos va a llevar a vivir un compromiso cada día más fuerte por la nueva evangelización y sacar de estos alimentos fuerza y vigor para realizarla con el Amor de quien nos ama y nos da el fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que siendo insignificantes sin embargo difundieron el Evangelio por el mundo conocido de entonces”
‘Misioneros de la fe’ para renovar la humanidad. Y esto solamente se puede hacer llevando el Evangelio, la Buena Noticia, a todos los ambientes de la humanidad—añade en otro punto de su carta– Los ‘misioneros de la fe’ tienen un trabajo excepcional, como es entregar la Buena Noticia para que surjan los hombres nuevos. Hombres y mujeres que tengan la novedad del Bautismo. Hombres y mujeres que viven la vida con el argumento, la fuerza y la novedad del Evangelio.”
Para ello “hay que hacer un cambio interior y profundo del ser humano, que alcance las raíces del mismo, que supone una conversión de la conciencia personal y colectiva, del modo de realizar la actividad en la que ellos están comprometidos. Hay que hacerles llegar la vida de Cristo. Se trata, como nos dice la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, de “alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuerzas inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación” “
Termina monseñor Carlos Osoro su carta expresando que “la fe, la adhesión a Jesucristo, nos impulsa inmediatamente al anuncio. ¿No recordáis lo que le sucedió a la Samaritana? Cuando descubre que es el Señor quien quita la sed verdadera que tiene el ser humano, sale corriendo al pueblo a decírselo a la gente. Pero es necesaria la fe. Sin ella no es posible el anuncio”.

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