Semana del Cenáculo. Invocación al Espíritu Santo: don de Piedad
Don de Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos.
Quienes ejercitan sus capacidades naturales o adquiridas en favor de los demás, en vez de en provecho propio, y lleva a cabo acciones generosas, desinteresadas; quienes pudiendo vivir justificado en sus muchos quehaceres, saca tiempo y fuerzas para ayudar a otros en sus necesidades, demuestran con sus vidas la fuerza del Espíritu Santo, que se manifiesta en el don de Piedad. El don de Piedad: nos mueve al trato obsequioso con Él y con nuestros semejantes. Si además de las obras buenas, explicitamos actos religiosos y de culto en honor del Señor, con prácticas piadosas, oraciones, ofrendas… Igualmente, nos hacemos testigos del don de Piedad, pues estamos dejando amar y orar en nosotros al Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
reza dentro de mí,
hazte alabanza y adoración,
hazte amor rendido por gratitud a Dios.

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