«Vengo con el único programa de unirme a vosotros y caminar juntos, como vuestro servidor, de todos, pero de forma especial de los pobres, los débiles, los enfermos, los que no tienen hogar, los migrantes… (…) Llego con pleno deseo de entregarme por entero a Cristo para dar mi vida al servicio de su Reino y al servicio de todos vosotros (…) Os pido vuestra ayuda para ser un buen obispo». Así se ha expresado en la mañana de este sábado 27 de noviembre monseñor Sebastián Chico en su toma de posesión como nuevo de Jaén. La ceremonia, en la catedral, ha congregado a una treintena de obispos, arzobispos y cardenales españoles, además del nuncio, Bernardito Auza. Don Sebastián se ha convertido hoy en el 76 sucesor de San Eufrasio, varón apostólico del siglo I.
La toma de posesión ha comenzado con la procesión de los concelebrantes desde el obispado, situado enfrente de la catedral, hasta la Puerta del Perdón del templo. Allí, el nuncio ha presentado a monseñor Chico al Consejo de Consultores y al Cabildo. Ya en el interior, y tras la lectura de la correspondiente bula pontificia con el nombramiento, ha recibido del nuncio el báculo que simboliza la sucesión apostólica.
Sinodalidad
En su homilía de inicio de episcopado, el hasta ahora obispo auxiliar de Cartagena ha llamado a todos, clero y pueblo de Dios, a trabajar juntos en lo que ha calificado como «nueva etapa». «Juntos, viviendo la comunión, la participación y la misión, es decir, en sinodalidad, continuaremos la misión que el Señor nos encomendó: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), con el realismo y la profundidad que esto significa e implica», ha dicho.
En su homilía, Chico se ha dirigido de manera especial a los sacerdotes, los «primeros colaboradores del obispo». «Desde ahora —les ha dicho— me pongo enteramente a vuestro servicio. Manifiesto mi cercanía y oración a los sacerdotes mayores y enfermos, a los que estáis en la misión o estudiando fuera de la diócesis. A todos, os aseguro, que vengo ilusionado y con gran deseo de empezar a trabajar juntos». «A aquellos que desempeñáis responsabilidades diocesanas —ha añadido—, a partir de este momento, os renuevo vuestra responsabilidad y deseo contar con vuestra ayuda. ¡Os voy a necesitar!».
El nuevo pastor ha señalado que «nos tenemos que ayudar mutuamente para estar siempre alejados de la mediocridad», como pide el Papa Francisco. Ha agradecido, asimismo, la presencia de los presbíteros desplazados desde su anterior sede, Cartagena, con su obispo José Manuel Lorca Planes a la cabeza, de quien ha dicho que «ha sido para mí un padre, un hermano y un maestro». Además de Planes, otros dos obispos murcianos han querido acompañarle en este día tan señalado: el arzobispo emérito de Burgos, Francisco Gil Hellín, y el obispo de Zamora, Fernando Valera.
Palabras del nuncio y de monseñor Rodríguez Magro
Durante la ceremonia han tomado la palabra también el nuncio y el ya obispo emérito de la sede jienense, Amadeo Rodríguez Magro. Monseñor Auza ha pedido a monseñor Chico que no olvide las palabras que el Santo Padre pronunció en la inauguración, el pasado lunes día 22, de la Asamblea General Extraordinaria de los Obispos Italianos, donde habló de cómo debía ser la vida del obispo según el espíritu de las Bienaventuranzas.
Rodríguez Magro, por su parte, le ha dicho que llega, no a «una Iglesia perfecta, pero sí a una Iglesia soñadora de caminos» que muestren el rostro de Cristo. «Somos —ha explicado— un pueblo cristiano en marcha, siempre ilusionado y siempre disponible; así me lo encontré, guiado entonces por mi predecesor, Mons. Ramón del Hoyo, y así se lo encontrará usted, si he sabido administrar, colaborando con el Espíritu Santo, este precioso capital humano y espiritual que me fue encomendado». Y ha añadido: «Durante estos poco más de cinco años hemos sido una Iglesia sinodal y ahora se la encontrará activamente participando en el Sínodo al que nos ha convocado el Papa Francisco (…). Le puedo asegurar que la participación activa, creativa e ilusionada en el sínodo universal está plenamente encauzada».
