Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. La liturgia de la Palabra de este domingo nos pide una adhesión incondicional a la persona de Jesucristo, de modo que, superando el mero cumplimiento externo y formal del precepto divino, seamos capaces de poner nuestro corazón en el Único que da la vida.
Que la Santísima Virgen, Sede de la Sabiduría, nos ayude a acoger el don de la fe, para que, abandonados en el amor de Dios, respondamos con generosidad a su llamada. Feliz domingo.

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