«Hoy el mundo está sediento de paz»
Saludo del Papa Francisco a los periodistas durante el vuelo Roma – La Habana (19-9-2015)
Padre Lombardi: Santo Padre: Bienvenido entre nosotros. Nos hallamos una vez más en vuelo, al principio de un gran viaje apostólico. Ha habido una grandísima expectación alrededor de este viaje, como usted bien sabe. Ya estos últimos días —es más, estas últimas semanas—, la cobertura periodística de este viaje es grandísima: digamos que más de lo acostumbrado, también respecto a los demás viajes. Y en tierra hay esperándole miles de periodistas acreditados en las diferentes localidades a las que usted viajará. Aquí somos 76: tuvimos más de 140 peticiones de participación en este vuelo, y hemos tenido que restringirlas.
Pero los demás colegas nos siguen con muchísima atención, naturalmente desde los diferentes puntos que tocará el viaje. La comunidad que está aquí presente representa, como de costumbre, a diferentes lenguas y a diferentes países, aunque resulta comprensible que esta vez haya una representación de periodistas y de cabeceras estadounidenses particularmente nutrida, por lo que aproximadamente un tercio de los colegas aquí presentes son representantes de televisiones, periódicos y agencias de los Estados Unidos: más de 20 de los 76. Pero también tenemos con nosotros a una cubana, que se llama Rosa Míriam Elizalde: ahí está. Podrá saludarla cuando pase. Le damos, pues, nuestra bienvenida entre nosotros y le aseguramos que seguiremos este viaje con extremada atención, conscientes de su gran importancia para el mundo entero: usted tendrá ocasión de enviar mensajes a favor de la paz a todas las naciones, en circunstancias absolutamente excepcionales. Si usted también quiere decir unas breves palabras de introducción, antes de saludar a los colegas… ¡Mil gracias!
Papa Francisco: ¡Gracias por la bienvenida! Buenos días. Les deseo un feliz viaje y un feliz trabajo. Si no me equivoco, creo que este es el [viaje] más largo que he realizado: un día más que el de Brasil… ¡Tendrán ustedes trabajo! Les estoy muy agradecido, muy agradecido por la labor que hacen y que harán. El Padre Lombardi ha dicho una palabra: «paz». Creo que hoy el mundo está sediento de paz. Hay guerras, migrantes que huyen: esa oleada migratoria que viene de las guerras, huyendo de la muerte, en busca de la vida… Hoy me he emocionado mucho porque, delante de la Casa Santa Marta, había acudido a despedirme una de las dos familias que están en la parroquia de Santa Ana del Vaticano, acogidas ahí: sirios, refugiados… ¡Se veía en sus rostros el dolor por todo eso! Esa palabra: «paz»… Les doy las gracias a ustedes por todo lo que harán con su trabajo para tender puentes: puentes pequeños, pequeños —pero un puente pequeño y otro, y otro, y otro, hacen el gran puente de la paz—.
Feliz viaje, feliz trabajo. Recen por mí. Gracias.
Una última cosa de la que el padre Lombardi ha hablado, y que uno de ustedes me ha recalcado, es esta: que es justo que yo dirija y mande un gran saludo a tantos colegas de ustedes que, en este momento, están trabajando y trabajarán en sus despachos.
(Original italiano procedente del archivo informático de la Santa Sede; traducción de ECCLESIA)

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