En el último número de ECCLESIA, la directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, Raquel Pérez Sanjuán, escribe un artículo sobre la necesidad de pensar entre todo el currículo de la asignatura de Religión Católica. Aquí puedes leerlo íntegramente.
Hay una expresión que se emplea con cierta naturalidad y que sin embargo, a mi parecer, no resulta del todo acertada. Cuando alguien añade antes o después de una explicación «como no puede ser de otra manera», siempre me pregunto si lo que acaba de decir tenía que haber sido necesariamente así. Y, desde la experiencia, termino afirmando que no, que las cosas —la gran mayoría de las veces—, claro que pueden ser —o podrían haber sido— de otra manera. Tal vez se trate de crear las condiciones de posibilidad para que, cuando estemos ante una determinada situación, pueda emerger algo diferente, algo nuevo. Algo intrínsecamente relacionado con la escucha de lo que está latente, y con dinámicas que permitan dejar aflorar esa «otra manera».
Cuando el concilio Vaticano II se preguntó por el qué y el cómo de la Iglesia, se dio —entre otras— como respuesta que la Iglesia es Pueblo de Dios y es comunión. En continuidad con estas imágenes, tanto san Juan Pablo II como Benedicto XVI ya invitaron a una efectiva corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios «en el ser y en el actuar de la Iglesia», incidiendo en un laicado «capaz de dar su contribución específica a la misión eclesial, en el respeto de los ministerios y de las tareas que cada uno tiene en la vida de la Iglesia y siempre en comunión cordial con los obispos» (1). Algo que también el Papa Francisco ha venido a subrayar desde el inicio de su pontificado con la apuesta por la sinodalidad, entendida como ese camino (synodos) que juntos habremos de recorrer, y en el que «en su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera [el obispo] tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación (…), con el deseo de escuchar a todos y no solo a algunos que le acaricien los oídos» (2). Y, siendo esta una invitación a quienes son pastores de una Iglesia particular, podríamos también entender que se dirige a las conferencias episcopales.
Así, cuando a raíz de la promulgación de la nueva Ley de Educación se ha planteado la necesidad de actualizar los currículos de todas las asignaturas —entre ellas, el de Religión—, la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura ha visto la oportunidad de abordar esta elaboración como un proceso participativo —un diálogo entre todos y para todos— en el que los agentes más directamente implicados en la enseñanza de la Religión puedan tener su palabra sobre el futuro currículo, poniendo en el centro al profesorado como auténtico protagonista de la tarea educativa.
Una propuesta que se sitúa, por un lado, en el marco del Pacto Educativo Global al que nos invita el Papa Francisco, desde la convicción «de estar ante un nuevo periodo de compromiso educativo que habrá de involucrar a todos los componentes de la sociedad», pues «educar es siempre un acto de esperanza que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en otra lógica distinta, capaz de acoger nuestra pertenencia común» (3). Algo que también subraya la encíclica Fratelli tutti cuando afirma que «gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones» (4). Es, pues, imprescindible sumar a quienes deben liderar la transformación a la que queremos contribuir, contar con todos y cada uno de ellos, teniendo en cuenta que «las grandes transformaciones no son fabricadas en escritorios o despachos», sino que «hay una “arquitectura” de la paz, donde intervienen las diversas instituciones de la sociedad, cada una desde su competencia, pero hay también una “artesanía” de la paz que nos involucra a todos» (5).
Por otro lado, la Comisión Episcopal ha querido con este foro online «Hacia un nuevo currículo de Religión», expresar su voluntad de contribuir a los grandes objetivos que todos los sistemas educativos del mundo se han fijado como un horizonte común. De hecho, no podemos olvidar que «diferentes tradiciones religiosas, incluida la católica, han abrazado los objetivos del desarrollo sostenible porque son el resultado de procesos participativos globales que, por un lado, reflejan los valores de las personas y, por el otro, se sustentan en una visión integral del desarrollo» (6). Por eso, en coherencia con esta propuesta, es necesario profundizar —de la mano de los actores de la educación— en las contribuciones positivas de la enseñanza religiosa escolar al conjunto de enseñanzas. Un diálogo que nace con vocación de interdisciplinariedad, y que busca normalizar y dotar de estabilidad el carácter académico de la Religión en la escuela. No en vano numerosos documentos internacionales —varios de ellos, por cierto, recogidos en el preámbulo de la reciente reforma educativa— apuestan por una educación integral que no puede obviar la dimensión espiritual del sujeto, incluida su concreción en tradiciones religiosas concretas.
En definitiva, si queremos que el nuevo currículo de Religión se ajuste a los retos, desafíos y necesidades de un alumnado que habrá de vivir en sociedades cada vez más plurales y diversas, y encontrar la enseñanza religiosa escolar su espacio propio en el escuela, habremos de entrar en diálogo con los demás saberes, contando para ello con quienes día a día empeñan sus mejores energías en esta tarea.
Nunca como ahora hemos tenido mejores medios tecnológicos para poder llevar a cabo un proceso de estas características y, consciente de ello, la Comisión no lo ha querido desaprovechar. Es hora de «ensanchar el espacio de la tienda» para, juntos, disponernos a estar al servicio de todos.
NOTAS
(1) BENEDICTO XVI, Mensaje al Foro Internacional de la Acción Católica, 10.08.2012.
(2) FRANCISCO, Exh. Ap. Evangelii gaudium, 31.
(3) FRANCISCO, Videomensaje con ocasión del encuentro promovido y organizado por la Congregación para la Educación Católica «Global Compact on Education. Together to look beyond», 15.10.2020.
(4) FRANCISCO, Enc. Fratelli tutti, 77.
(5) Ibid. n. 231.
(6) FRANCISCO, Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en una conferencia sobre el tema «Las religiones y los objetivos de desarrollo sostenible», 8.03.2019.
(7) Is. 54, 2.
Por Raquel Martín Sanjuán
Directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura
