Descripción
El número 4.079 ofrece diferentes informaciones de nuestra Iglesia y pone el acento en la labor de la Pastoral Penitenciaria. Por una parte, el mercedario Florencio Roselló, director de este Departamento de la CEE, escribe un artículo sobre nuestras reacciones antes las personas que se encuentran en prisión: «Seguramente usted, alguna vez, también lo habrá dicho. Ni duda ni presunción de inocencia. ¡Algo habrá hecho! Seguramente, parte de razón, no toda, tiene. Porque en la cárcel hay pocos inocentes, penalmente hablando, aunque sí inocentes sociales. Aunque somos el tercer país con menos delitos violentos del mundo, pensamos que nuestro sistema penal es blando. “Que entran por una puerta y salen por otra”. Somos el país con más presos en proporción a los delitos cometidos, pero eso no importa. Se recogen firmas y se pide endurecimiento de penas para garantizar una sociedad más segura. Confiamos en la cárcel como respuesta a muchos problemas de nuestra sociedad y que tienen su solución en otros ámbitos: educación, familia, trabajo, economía… nunca la prisión».
Por otra parte, Sara de la Torre ha entrevistado (para suscriptores en papel) a Arturo Beltrán, exmagistrado de la Audiencia Provincial de Madrid:
- «En la cárcel hay delincuentes, pero también puede haber santos»
- «Permitir que bajo la vigilancia de los funcionarios los presos tengan acceso a videollamadas con su familia sí se puede hacer»
- «Durante mucho tiempo la característica común del preso es ser un desposeído. Desposeído en gran parte por estar en riesgo de exclusión social por razones económicas, culturales, de inmigración… Desposeído de afecto por carencia familiar y sentimental»
- «La figura paterna tiene mucho que decir en la formación y en el afecto del niño que luego se convierte en adulto y refleja ese aprendizaje en la sociedad»
- «Ver en el rostro de un preso carcomido por la droga, por la enfermedad, el rostro de Cristo no es fácil»
- «Todo pecador puede arrepentirse y de que todos los hombres, incluso los más abyectos, pueden salvarse. Esa idea cristiana ha inspirado las ideas laicas de que todo hombre tiene una posibilidad de reinserción, de rehabilitación, de recuperación»
Además, puedes encontrar:
- José Rico Pavés, obispo de Asidonia-Jerez
- Juan José Asenjo se despide de la archidiócesis de Sevilla
- ¿Y si nos apuntamos a la clase de Religión?
- Skate hero: el musical que suena a valores
- Palencia «arropa» la Casa Común, por Txomin Pérez
- Documentación
- Repor: Entre todos cuidamos la Casa Común, por Ricardo Morales
- Claves vaticanas, por Ángeles Conde
- La democracia de Daniel Ortega, por José Ignacio Rivarés
- Sobre la dimisión de Marx, por J.I.R.
Justicia reparadora. Porque otro modo de cumplir la pena es posible. Lo sabemos y lo decimos constantemente, que no siempre la cárcel es el mejor lugar para cumplir la pena. Pero ¿nos lo acabamos de creer? En una de sus primeras visitas a una cárcel el Papa decía a los presos: «No se dejen robar la esperanza». Porque estar privado de la libertad no es estar privado de la dignidad, y esa dignidad se recupera cuando se aprende a perdonar y a perdonarse. Es necesario hacer un proceso de justicia reparadora que cree espacios para superar la estigmatización. Por eso, nuestra #PortadaEcclesia quiere reconocer el servicio y entrega de tantos que recomponen las piezas perdidas de quienes no ven un horizonte en la cárcel. Es la manera de apostar por una Pastoral de la verdad, de reconocer los errores, de ir a la raíz, al corazón roto que precisa reconstrucción y futuro.