Esta mañana el Papa pidió por los sacerdotes y médicos durante la Eucaristía celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, este IV Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor y Día Mundial de Oración por las Vocaciones: “Tres semanas después de la Resurrección del Señor, la Iglesia hoy en el Cuarto Domingo de Pascua celebra el Domingo del Buen Pastor, Jesús el Buen Pastor. Esto me hace pensar en tantos pastores que en el mundo dan su vida por los fieles, incluso en esta pandemia, muchos, más de 100 aquí en Italia han fallecido. También pienso en otros pastores que se preocupan por el bien de la gente, los médicos. Se habla de los médicos, de lo que hacen, pero hay que tener en cuenta que, sólo en Italia, han fallecido 154 médicos, en un acto de servicio. Que el ejemplo de estos pastores, sacerdotes y pastores médicos, nos ayude a cuidar del santo pueblo fiel de Dios”.
La acción de gracias es un signo de la cercanía del Papa Francisco al Pueblo de Dios que en muchas partes del mundo no puede asistir a Misa debido a la emergencia del coronavirus. En su homilía, el Pontífice comentó la Primera carta de San Pedro (2, 20b-25) en la que el apóstol dice que por las llagas de Jesús fuimos sanados. Jesús es el pastor que viene a salvar a las ovejas perdidas. El Evangelio de hoy (Jn 10,1-10) habla de la puerta por la que se entra en el rebaño. En la historia de la Iglesia – afirmó el Papa – han habido muchos falsos pastores que explotaron el rebaño porque querían dinero, carrera. Pero la grey los conoce y busca a Dios por sus caminos. El buen pastor escucha al rebaño, lo guía, lo cuida, y el rebaño sabe distinguir entre los pastores, no se equivoca, el rebaño confía en el Buen Pastor, Jesús. Por ello, el estilo de Jesús debe ser el estilo del pastor. El buen pastor es gentil y tierno, no se defiende, tiene esa ternura de la cercanía, conoce a las ovejas por su nombre y cuida de cada una de ellas como si fuera la única. Este domingo es un hermoso domingo, de paz y ternura porque el buen pastor nos cuida, como dice el Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”.
