Poema: Al Rey Universal
Poesía de Carmen Teresa del Niño Jesús de Praga.
- Nació en Santiago de Peón (Asturias) el 22 de agosto de 1898.
- Ingresó en el convento de carmelitas descalzas de Plasencia (Cáceres)
- el 30 de septiembre de 1917. Y allí, después de una vida llena de virtudes,
- descansó en el Señor el 6 de abril de 1978
- Poesías, 193-195
- ¡Oh luz de mi existencia, / imán de mis amores, / Jesús humilde y manso, / del universo Rey! / Escucha la cadencia, / entre el néctar de flores, / de quien halló el descanso / bajo tu suave ley.
- Quiero que en este canto / te cante el orbe entero, / los ángeles y el hombre / a coro unisonal. / Te bendigan, Rey santo, / hacer conocer quiero / el dulzor de tu Nombre, / ¡oh Rey universal!
- A ti te canta todo: / la mole de la tierra / con esa alfombra agreste / que por ti se extendió. / Y te canta a su modo / la nieve de la sierra, / la bóveda celeste, / la luz que se le dio.
- Por tu amor fueron hechas / la luna y las estrellas, / y en ese manto regio / quieren por ti brillar. / Por ti, Jesús, endechas / se escuchan las más bellas, / por ti el sublime arpegio / del ave en su cantar.
- Las selvas, las montañas, / los valles, las cavernas, / la llanura anchurosa, / todo se hizo por ti; / y por ti en las entrañas / de las madres más tiernas, / la pasión amorosa, / fuerte hasta el frenesí.
- Por ti lindos jardines / cuajados de claveles, / con matas de tomillo / de suavísimo olor. / La abeja entre jazmines / por ti liba sus mieles, / y en un panal sencillo / deposita el licor.
- Y tanto la azucena / como la humilde viola / hónranse por servirte / de alfombra de tus pies. / Escucha cómo suena / de todo una voz sola, / anhelando decirte / lo que tú, Jesús, ves.
- El aura perfumada / por ti dice que se hizo, / el límpido arroyuelo / y el azulado mar, / la perla en él cuajada, / las flores del macizo, / cuanto encierra este suelo, / nació para tu altar.
- Todo lo grande y bello, / lo sublime, lo hermoso, / lo agradable, lo santo, / es de tu Corazón / solo un tenue destello, / Jesús, amado Esposo, / a quien con gozo canto, / mi más cordial canción.
- En idilio amoroso, / David mejor cantaba / al son de su salterio: / que todo se te dio, / que el Padre bondadoso, / todo lo sujetaba, / por extender tu imperio, / bajo tus pies él vio.
- En el cielo, en la tierra / se doblan las rodillas, / y en los mismos abismos, / tu Nombre al escuchar; / cuanto tu reino encierra / de grandes maravillas / ni los querubes mismos / lo saben explicar.
- Por ti fue concebida / sin mancha de pecado / la Madre Inmaculada / que halló gracia en verdad. / Si alguno tuvo vida, / siendo en Adán culpado, / se la dio regalada / tu santa Humanidad.
- Pues si el origen eres / de toda la grandeza, / de todas las bondades / y de todo el amor. / Si tanto tú nos quieres, / ¿cómo nuestra vileza / ya por eternidades / no te amará, Señor?
- ¡Que no haya desde ahora / ni tan siquiera un pecho / en el cual tu reinado / no cifre su gozar! / Tú, mi Rey, sin demora / andas siempre al acecho / con mal disimulado / anhelo por entrar.
- ¡Oh quién apóstol fuera, / para en todas las almas / poder entronizarte, / divino Amor, Jesús! / ¡Dichoso quien pudiera / batir gozoso palmas, / el mundo al entregarte / ganado por tu cruz!
- El alma que me diste, / bien sabes tú que es tuya / y servirte desea / de carroza triunfal. / En todo cuanto existe, / dale que contribuya / a que único Rey sea / el Rey universal.

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