“Señor, para este día, para estos días,
del Año Nuevo, te pido
antes que la alegría,
antes que el gozo claro y encendido,
antes que la azucena y que las rosas,
una curiosidad ancha y serena,
un asombro pueril frente a las cosas…
Quiero que ante el afán de mi mirada,
enamorada y pura,
todo tenga un misterio de alborada
que me deslumbre a la fuerza de blancura.
Quiero ser el espejo con que el río
convierte en gozo nuevo la ribera:
quiero asombrarme del estío
y enamorarme de la primavera.
Señor y Padre mío,
dame el frescor de esta pradera llana.
riégame del rocío de tu mejor mañana.
Hazme nuevo, Señor,
y ante el cielo y los campos y la flor
haz que mi asombro desvelado diga:
Señor: esta es la rosa,
esta es la espiga…
¡y esto llevo dentro es el amor
José María Pemán

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