Monográfico on line “Ser Hermano de San Juan de Dios”
Los Hermanos de San Juan de Dios somos religiosos que pertenecemos a la Orden Hospitalaria y que tratamos de seguir a Jesús al estilo de San Juan de Dios, que fundó nuestra Orden hacia la primera mitad del siglo XVI en Granada. Los Hermanos somos personas normales, sencillas y humildes, que gestionamos centros y proyectos de carácter social y asistencial, atendiendo a millones de personas en el mundo.
Los Hermanos debemos de ser capaces de llevar a la práctica el carisma de la Hospitalidad con un estilo de vida sencillo, armonizando la acción y la contemplación; procurando reproducir y manifestar en nuestra actuación con las personas, los gestos y actitudes de benevolencia y entrega, creando fraternidades al servicio de los más vulnerables.
Con nuestra preparación religiosa, teológica y profesional, detectamos nuevas necesidades de las personas, con frecuencia marginadas de la sociedad; con nuestro hacer bien el bien, tratamos de aliviar, acompañar, orientar e integrar en la misma sociedad a cuantas personas se acercan a nosotros o que los propios Hermanos de San Juan de Dios salimos a su encuentro y búsqueda. Trabajamos y evangelizamos en centros asistenciales, sociales, docentes y relacionados con la investigación.
Estamos presentes en todos los continentes sin distinción de raza, religión o sistema político. Acudimos donde se nos llama o vamos donde hemos detectado una necesidad no cubierta por la sociedad concreta. Nuestra presencia en algunas zonas en desarrollo es llamada, especialmente, misión. A pesar que toda presencia forma parte de la misión de la Orden de San Juan de Dios, hay una cuidadosa dedicación a la atención de las personas en estas zonas en desarrollo.
La tarea que desarrollamos, tanto los Hermanos como los colaboradores, la desarrollamos en varios ámbitos y en especial a los colectivos de cronicidad, discapacidad, infancia, en riesgo de exclusión, inmigrantes, mayores, agudos, refugiados, salud mental, maternidad y sinhogarismo. En todos los casos hacemos un acompañamiento en el sufrimiento y el dolor de manera humanizada.
Nuestro fin principal no es ser sacerdotes, sino Hermanos al servicio de los demás. Excepcionalmente, algunos podemos ser “ordenados sacerdotes en Hospitalidad”. Por ese motivo, desde los orígenes de la Orden Hospitalaria, siempre hemos tenido sacerdotes de la propia institución, para la atención y acompañamiento espiritual y religioso de las personas atendidas en nuestros Centros.
La vocación de Hermano Hospitalario es un don que recibimos de Dios que se desarrolla en la medida en que respondemos cada día a su invitación, buscando lo que podemos hacer en la entrega a los demás, sobre todo por los que más sufren por cualquier motivo. Como Hospitalarios lo hacemos desde el compartir y la acogida. Compartiendo lo que Juan de Dios sugería a aquellos que querían “seguir sus huellas” y acogiendo lo que se nos plantea desde la Iglesia. Hemos encaminado nuestros pasos y nuestra vida hacia espacios transitados por otros, donde puede haber encuentro real, comunicación autentica y experiencia compartida.

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