Primero: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
«Cuando la sagrada Virgen oye las grandes mercedes que de parte de Dios le promete el ángel, asegurada de Dios que lo que le promete hará de su parte, hinca las rodillas, sus ojos y el corazón en el cielo puestos, dice humildemente y con reverencia: He aquí la esclava del Señor. En aquel momento entró el Verbo divino en sus entrañas y quedó hecha la mayor obra que se hizo ni hará para siempre jamás.
(Obras Completas, BAC 2002, Tomo 111, pág. 868).
Segundo: LA VISITACIÓN DE MARÍA A ISABEL.
«Cuando la Virgen va a visitar a Isabel, no va a parlar, no por callejear, no va por enseñar sus vestidos y hermosura, sino por servir a la vieja y preñada, que a esto han de ser las visitas y entrada. No contó nuevas, no dijo mal de ausentes, sino servicio de obra y edificación de palabra, aprovechando a la madre y al hijo. Cantan dos cantares a Dios. Acordaos de ésto, señoras cuando fuereis a visitar, sanas y enfermas, sea para edificación, no para traer más pecados. (111, 891)
Tercero: EL NACIMIENTO DE JESÚS.
«Oh Sacratísima Virgen, quién viera vuestro regocijo y la alegría de vuestra cara. Quién os viera hoy madre y virgen, tan virgen como las vírgenes y tan madre como las madres. y si queréis ver alguna hermosura en la tierra, suplicad a nuestro Señor que os dé ojos de consideración para ver una doncella en el portal de Belén con un doncel en sus brazos. No hay cosa más hermosa». (I1I, 66)
Cuarto: LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.
«Quién viera aquel Relicario de Dios y con cuánta humildad lo ofrece: Señor, este Niño os ofrezco. Vuestro es, pues de Vos es eternamente engendrado, y mío porque por Vos, para remedio de los pecadores, me fue dado. La mejor ofrenda que nunca se ha ofrecido y más agradable a los ojos del Padre fue lo que la Virgen ofreció hoy». (I1I,862)
Quinto: EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.
«María, tu Hijo te era todas las cosas. Con solo El estabas, Señora, contenta y ninguna cosa faltaba. Faltándote El, todo tu bien has perdido. No lo trocaras por cielos y tierra». (I1I, 900)
MISTERIOS LUMINOSOS
(Jueves)
Primero: EL BAUTISMO DE JESÚS
Cuando me sintiere desconsolado, yo me acordaré de ti, Señor, que fuiste bautizado en el Jordán para dar fuerza a mi bautismo, mediante el cual fui reengendrado en el Espíritu Santo y admitido a la compañía de la Iglesia santa, católica, y tenido por hijo tuyo. (I1I, 642)
Segundo: REVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ
¡Oh consejo tan de Madre, y tal Madre! «Haced lo que el os diga». Así, así se torna la tristeza en alegría, el agua en vino, haciendo todo lo que el Señor nos manda. (I1I, 893)
Tercero: EL ANUNCIO DEL REINO, INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Pues sabed que el reino de Dios está dentro de vosotros. No penséis que el reino de Dios es tener muchas viñas y muchos olivares. En el ánima adonde viniere amor de Dios y del prójimo y adonde hubiere muchas virtudes, ahí está encerrado el reino de Dios; en el ánima que a Dios obedeciere, está metido su reino. (I1I,38)
Cuarto: LA TRANSFlGURAClÓN DEL SEÑOR.
Y cuando el Señor quiso declarar su gloria en el monte Tabor, fueron sus vestiduras hechas blancas como la nieve, preciosa vestidura del ánima que se dará a los que bien vivieren.
«Si vienes tras mí, ven sin ti. No pienses en ti, haz cuenta que no eres». (I1I, 985, 213)
Quinto: LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
La cosa que a Dios más agrada es amor; y nuestra bienaventuranza está en juntamos con Dios por amor; y este divinísimo Sacramento se llama Sacramento de amor y unión, porque por amor es dado, amor representa y amor obra en nuestras entrañas. (I1I, 670)
MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y Viernes)
Primero: LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO.
«y Cristo más y mejor oró que nadie. Ninguna cosa obró en este mundo sin que alzase sus ojos al Padre Eterno y orase. Ora tú, hermano, pues tanta necesidad tienes y tenemos de orar. Ora para comer, ora para ir donde hubieres de ir. No hagas cosa que primero no la encomiendes a Dios, pues va tanto en ello, o acertar o errar». (I1I, 146)
Segundo: FLAGELACIÓN DE CRISTO.
«Cada punzada, cada puñada que daban a Jesucristo en el cuerpo era una lanzada que atravesaba el corazón de la Virgen. Cada bofetada, cada azote, cada llaguita que hacían a Jesucristo, tantas puñaladas eran para el corazón de esta Virgen». (III, 902)
Tercero: LA CORONACIÓN DE ESPINAS.
«Toman el cuerpo de Cristo y se lo ponen en sus faldas a María. Comienza la Virgen de allegarle las manos a la cabeza y topaba con las espinas que le habían quedado hincadas al quitar de la corona. Todos los cabellos llenos de sangre». (III, 907)
Cuarto: JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS.
« ¿Seguís al Señor sin cruz? Pues no vais tras El. Muchos se venían cuando predicaba en los montes, en el campo y en los templos. Y de cuantos siguieron entonces no hubo uno que le ayudase a llevar la cruz. Mal galgo que siguió a la liebre por llano y porque se le entró por las espinas deja la liebre y vuélvese sin ella. De esa manera seguís a Jesucristo». (III, 213)
Quinto: LA CRUCIFIXIÓN YLA MUERTE DE CRISTO.
«Padre de misericordia -decía la Virgen- veis aquí vuestra esclava, cúmplase en mí vuestra voluntad. Este Hijo me disteis; con gran alegría lo recibí. Véisle, ahí os lo tomo; Vos me lo disteis, Vos me lo quitasteis. Cúmplase vuestra santísima voluntad.
Esclava soy para todo lo que vuestra majestad quisiere hacer de mí. El día de mi alegría os canté, el día de mi tristeza y dolores os suplico le recibáis en agradable sacrificio por los pecados de los hombres». (IlI,909)
MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles y Domingo)
Primero: LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.
«En rayando el alba, aquella alma bendita sale del paraíso al sepulcro; vístese de cuerpo, al que comunicó su gloria, de brocado; sale así. Los ángeles revuelven la piedra; los guardas se espantan atónitos con gran temor y asombro». (III, 224)
Segundo: LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS ClELOS.
«Señor, si sois igual al Padre, ¿cómo subís a Dios?
Por la parte que bajó por esa puede subir y según su humanidad es menor al Padre. Según la divinidad, ni subió ni descendió. En la encamación, en cuanto Dios, ni tomó lugar ni dejó lugar. Descender del cielo es hacerse hombre. Subir hoy al cielo es llevar allá su santísima humanidad, con grande alegría y gloria, con gran música de ángeles, hasta el cielo empíreo, donde reina para siempre». (I1I,229)
Tercero: LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO.
«Pues venido el Espíritu Santo, ¿qué ha hecho en la Iglesia? En gracia se estaban los bienaventurados apóstoles, pero aún estaban llenos de flaquezas, no osaban públicamente confesar la verdad de Jesucristo; mas venido este santo soplo del Espíritu Santo, llenos de gracia y hechos fuertes, sin temor ninguno empiezan a predicar a los hombres los misterios de nuestra redención». (I1I, 357)
Cuarto: LA ASUNCIÓN DE MARÍA.
«Y como de vuestro Hijo bendito se escribe que subiendo a lo alto dio dones a los hombres, así Vos, Señora, pues subís a lo alto tan semejante con El en la gloria, parecedle también en esto, que le pidáis mercedes para los que quedamos acá; y sean muchas, porque lo piden así nuestras necesidades, en todas las cuales hemos de recurrir a Vos como a amantísima Madre». (I1I,973)
Quinto: LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA.
«Lejos está de nosotros saber hablar de cosa tan alta. Los ángeles y santos que fueron presentes a la solemne fiesta de hoy, en que fue puesta sobre la cabeza de la Virgen sagrada la riquísima corona de Reina de todo lo que hay en el cielo y en la tierra, éstos sabrán decir algo. y Dios que la galardonó y honró lo sabrá decir todo. Mas nosotros, en este destierro, con nuestra corta vista, muy poco podemos ver, y aún de lo que entendiéremos, menos podemos decir». (I1I,933)
Centro Misional San Juan de Ávila

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