Esta tarde comenzó el Año Ignaciano con una Eucaristía en la catedral de Pamplona, presidida por el arzobispo, Francisco Pérez, y concelebrada por el superior general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, y el superior provincial de España, Antonio España SJ. El general, venezolano, aseguró en la homilía que todo recobra sentido con la novedad de Jesucristo. Para él «todas las cosas han de servir para mostrar el camino hacia Dios, pero especialmente medios tan queridos por Ignacio como los Ejercicios Espirituales y el discernimiento».
Arturo Sosa destacó las cuatro preferencias apostólicas de la Compañía: «Luchando en todo por la reconciliación y la justicia, actitud inseparable de la cercanía y amistad con los pobres, como la que tuvo Ignacio. Estando al lado de los jóvenes en el futuro que se les abre, que quiera el Señor esté lleno de esperanza. Y, finalmente, cuidando de una creación para que pueda mostrar los frutos del mismo Espíritu Santo presente en ella desde dentro».
Recordando que este 20 de mayo hacía justo 1 año que falleciera el padre Adolfo Nicolás, (general de la Compañía entre 2008-2016), afirmó que «su recuerdo es el recuerdo del grano de trigo que cae en tierra, muere para dar fruto» y deseó que ese recuerdo nos haga vivir con profundidad este aniversario. Concluyó el superior general deseando que la novedad de Cristo «nos conduzca a cada uno, a los jesuitas y a nuestros amigos en nuestra misión en la Iglesia».
Al final de la ceremonia, Cipriano Díaz Marcos SJ, asistente del provincial, informó de la declaración del Año Jubilar en los templos de la Compañía con motivo del Año Ignaciano, y dio las gracias a todos los asistentes invitándoles a hacer Ejercicios Espirituales. El arzobispo también dio las gracias a las autoridades que se hicieron presentes, y a los jesuitas, por la preciosa celebración, con una mención especial al coro y la orquesta: «Que el Señor nos llene de amor, justicia, paz y misericordia».
Por otra parte, ayer el superior general visitó el Castillo de Javier, rememorando su anterior visita, hace 20 años, cuando siendo provincial de Venezuela se reunieron en el santuario todos los provinciales de América Latina. Durante la Eucaristía con la comunidad jesuita, dio gracias por el cuerpo apostólico que conforma la Compañía e invitó a los jesuitas a trabajar por la unión de la misma como compañeros, algo que considera crucial para ser fieles a la misión.
También ayer por la tarde, Arturo Sosa se encontró de manera fraternal con los jesuitas de la provincia, compartiendo, en formato entrevista conducida por Cristóbal Jiménez Ariza SJ, temas personales como su forma de orar, cómo se definiría en un tuit o quién es Jesucristo para él (“Es el Señor, que nos quiere al lado suyo, con su poder, el poder de amar”) o cómo son sus encuentros con el Papa. Habló también de la Compañía, de los jesuitas y de la provincia de España. De esta, como venezolano, dio gracias porque su provincia es fruto de los misioneros que fueron enviados desde tierras vascas y navarras.
Como en otras ocasiones, el general reivindicó la vocación de hermano jesuita y apostó por el respeto como clave para la relación con los laicos, desde la colaboración, en donde se sabe «que uno no es el sujeto principal, somos colaboradores en la misión». En esa clave, pidió a los jesuitas que no se definan por lo que hacen, sino por cómo hacen las cosas: “Desde ese carisma inspirador, sea el modo de educar, de acompañar a los jóvenes…». Definió el apostolado intelectual no como sector sino como característica de cómo los jesuitas hacen una misión apostólica. Y señaló, al ser preguntado qué le preocupa de los jesuitas, el que «aflojemos en ese camino de ser guiados por el espíritu».
