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Mallorca: cinco jóvenes serán ordenados sacerdotes en la catedral por el anterior obispo, Jesús Murgui

Cinco jóvenes diáconos de la diócesis de Mallorca serán ordenados sacerdotes el próximo 3 de noviembre a las 17 h, en una Eucaristía presidida por el Obispo de Orihuela-Alicante, Mons. Jesús Murgui. El acto tendrá lugar en la Catedral de Mallorca, donde se congregarán numerosos familiares y amigos venidos desde diferentes puntos de la isla. 

Julio Barcudi, Joan Isern, Jaume Ripoll, Francisco Javier Riutort y Carlos Seguí se han preparado en el Seminario Mayor durante seis años en el ámbito humano, comunitario, espiritual, académico y pastoral. Durante los dos primeros años estudiaron introducción a la Teología y estudios filosóficos y los cuatro siguientes, Teología. El pasado 1 de mayo fueron ordenados diáconos en una emotiva celebración en la Catedral de manos del Obispo Jesús Murgui. Desde entonces, han desarrollado las funciones propias de su ministerio, como enseñar la Palabra de Dios garantizando calidad en la educación cristiana, animar a participar en esta comunidad, procurando ser un ejemplo y apoyo para los grupos de fe, así como ayudar los más desfavorecidos y anunciar el Evangelio.

La ceremonia contiene muchos símbolos. En primer lugar se hace un llamamiento a aquellos que deben ser instituidos, por su nombre, que nos recuerda la llamada de Cristo a sus discípulos, seguida de la petición de la Iglesia de ser ordenados. Estamos ante un diálogo: no sólo de la llamada de Dios, sino que es la comunidad la que toma parte en la ordenación. Después de la homilía se acercan los futuros sacerdotes y manifiestan su promesa de celibato ante el Obispo, seguido de la manifestación de voluntad sobre su disposición de vivir de acuerdo al Evangelio proclamado, a la obediencia y a la vida de servicio y oración indicado. En un momento concreto, justo antes de prometer obediencia, se unen las manos del elegido con las del Obispo: indica la unidad y la obediencia a la Iglesia. Otro gesto simbólico se produce en las letanías: los elegidos se tumban en el suelo, signo de humillación y servicio, de pequeñez y de entrega, mientras se van invocando a los santos de la Iglesia, y a Dios mismo para que bendiga a los elegidos.

El momento de la ordenación tiene lugar con la imposición de manos —en silencio—sobre las cabezas de los elegidos, que están arrodillados ante el obispo. Se realiza la oración de consagración. Se sigue con la imposición de las vestiduras litúrgicas propias.

Los nuevos sacerdotes recibirán la patena y el cáliz con estas palabras del presidente: “Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. También, después de la imposición de las vestiduras, son ungidas por el obispo las manos de los ordenados, señal de que serán las manos de Cristo en los sacramentos que celebren y presidan. Tras esta unción el Obispo da el abrazo de paz a ordenados, que comparten también con otros sacerdotes o diáconos, signo de paz y de comunión con la Iglesia.



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