Un doctor de la Iglesia ha de ser un santo. Ha de haber gozado de un particular carisma de sabiduría, en sus escritos y predicaciones, calificadas de doctrina eminente. Un doctor de la Iglesia es, pues, quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y es capaz de exponerlos a los fieles como guía en su formación y en su vida.
La mayoría de los 35 doctores de la Iglesia son obispos. Con Santa Hildegarda de Bingen habrá cuatro mujeres (Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Jesús y Santa Teresita del Niño Jesús). De los doctores de la Iglesia fueron Papas San León Magno y San Gregorio Magno, en los siglos V y VI respectivamente. Algunos de ellos fueron fundadores de órdenes o congregaciones religiosas, como San Agustín, San Francisco de Sales y San Alfonso María de Ligorio, y otros reformadores de la vida consagrada, como San Bernardo de Claraval o Santa Teresa de Jesús. Con San Juan de Ávila, serán cuatro los doctores de la Iglesia españoles: San Isidoro de Sevilla, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y el citado maestro Ávila.
La mayoría de los doctores de la Iglesia pertenecieron a la vida consagrada. Entre ellos, hay dos jesuitas: San Pedro Canisio y San Roberto Berlarmino. Eran benedictinos San Gregorio Magno, San Beda el Venerable, San Pedro Damián, San Alsemo de Canterbury y desde el 7 de octubre, Santa Hildegarda. Pertenecíana la orden de predicadores, de un modo u otro, San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena; y a la familia Franciscana, San Antonio de Padua, San Buenaventura de Bagnoregio y San Lorenzo de Bríndisi.
A continuación, ofrecemos el elenco completo de los doctores de la Iglesia, incluidos ya San Juan de Ávila y Santa Hildegarda, que serán proclamados doctores por el Papa Benedicto XVI este próximo 7 de octubre.

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