Esta mañana, la Santa Sede ha dado a conocer la aprobación de un milagro atribuido al beato Carlos de Foucauld, lo que permitirá su canonización. Así se desprende de un decreto promulgado por la Congregación para las causas de los Santos, emitido después de que su prefecto, el cardenal Angelo Becciu, haya sido recibido en audiencia por el Papa Francisco.
Carlos de Foucauld es un referente de la llamada «espiritualidad del desierto». Nació en Francia en 1858 y falleció en Argelia el 1 de diciembre de 1916. Descreído durante buena parte de su vida adulta, experimentó una profunda conversión en 1886 en una visita a la iglesia de San Agustín de París, que había comenzado a frecuentar. En Argel, luchó contra la esclavitud, en la búsqueda de los más pobres. Su espiritualidad es la inspiración para los Hermanitos de Jesús.
Aprobados otros milagros y martirios
En el mismo decreto, se han aprobado más milagros que abren la puerta a canonizaciones y beatificaciones. El milagro, atribuido a la intercesión del beato César de Bus, sacerdote, fundador de la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana (Doctrinari). El de la beata María Domenica Mantovani, cofundadora y primera Superiora General del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.
También el de la venerable sierva de Dios Pauline-Marie Jaricot, fundadora de las Obras del «Consejo de Propagación de la Fe» y del «Rosario Vivo».. Además, el del fundador de los Caballeros de Colón, el siervo de Dios Michael McGivney.
La Santa Sede también ha aprobado el martirio de Simeone Cardon y cinco compañeros, religiosos profesos de la Congregación Cisterciense de Casamari; asesinados en Casamari, por odio a la Fe, entre el 13 y el 16 de mayo de 1799. Y el de Cosma Spessotto, franciscano asesinado en El Salvador en 1980.
