El gravísimo atentado organizado contra la representación diplomática estadounidense en Libia, con el asesinato del mismo embajador y de otros funciones, es objeto por parte de la Santa Sede de la más firme condena.
Jamás se puede justificar las actividades de las organizaciones terroristas ni la violencia homicidas.
Junto al dolor, la solidaridad y la plegaria por las víctimas, la Santa Sede renueva su deseo de que, no obstante a este nuevo y trágico acontecimiento, la comunidad internacional logre encontrar las mejores vías para proseguir en su compromiso por favorecer la paz en Libia y en todo Oriente Medio.

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