Hoy se celebra la Jornada de Infancia Misionera, en la que se pide a los niños que sean generosos con otros niños más necesitados. Los adultos también pueden aportar su granito para que a través de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera los misioneros tengan medios para seguir adelante con su trabajo en favor de los niños: mantenimiento de escuelas y de comedores escolares, creación de orfanatos, atención sanitaria, etc. España envió el año 2021 cerca de 2 millones de euros de los que se beneficiaron más de 300.000 niños en 34 países.
Los misioneros “son luz” para miles de niños
Sofía Quintans es misionera en Boa Vista, Brasil. Allí atiende a miles de refugiados venezolanos que llegan cada día cargados de sufrimiento. Y en medio de esta situación viven los más vulnerables: niños y mujeres expuestos a la trata, la explotación sexual, al robo de bebés para trasplantes de órganos… Allí la labor de los misioneros y de toda la Iglesia es mucho más que humanitaria: es una labor «samaritana, misericordiosa y humilde».
Por su parte, Julio Cuesta es misionero en Filipinas desde hace 21 años. Allí, los misioneros sacan adelante comedores para niños sin recursos y el Cottolengo filipino, un hogar para niños y adolescentes con problemas de salud que han sido abandonados por sus familias. Los misioneros son la familia de estos niños.
