Aprobadas por la XCIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española,?reunida entre los días 23 y 27 de abril de 2012
Enero: que los cristianos sientan la urgencia de la Nueva Evangelización y hagan de sus vidas una proclamación gozosa del Evangeliio de Jesucristo.
Febrero: que el consuelo de Cristo llegue a los enfermos, de modo que encuentren siempre en los católicos el bálsamo del amor del Señor que les ayude a sanar sus heridas.
Marzo: que los niños, los jóvenes y las familias respondan con generosidad a la llamada del Señor y aumenten las vocaciones a la vida sacerdotal, consagrada, matrimonial y misionera.
Abril: que los católicos, y quienes aprecian la labor de la Iglesia en la sociedad, contribuyan al sostenimiento de la Iglesia para que pueda seguir haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.
Mayo: que los sacerdotes y seminaristas, acudiendo a la intercesión de san Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia, respondan siempre con fidelidad a la vocación santa que ha recibido.
Junio: que la Doctrina Social de la Iglesia inspire el compromiso político y social de los católicos a fin de que la semilla del Evangelio transforme nuestro mundo.
Julio: que los niños y jóvenes reciban una sana educación afectiva y puedan crecer conociendo la belleza de la pureza y de la castidad.
Agosto: que las instituciones católicas implicadas en los Medios de Comunicación Social trabajen prioritariamente en favor de la evagelización desde la plena comunión con la Iglesia.
Septiembre: que el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones morales y religiosas sea respetado por los gobernantes y legisladores.
Octubre: que el Pueblo cristiano crezca en el conocimiento de las Sagradas Escrituras y camine a la luz de la Palabra de Dios recibida y transmitida en el seno de la Iglesia.
Noviembre: que los desempleados encuentren un trabajo digno, hallen siempre en la Iglesia la solidaridad de los cristianos, y los gobernantes ofrezcan medidas eficaces para favorecer el empleo.
Diciembre: que el bien incuestionable del matrimonio verdadero y de la familia fundada sobre el matrimonio sea reconocido en nuestra sociedad y desaparezcan las medidas sociales, políticas y legislativas que atentan contra él.

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