Conclusiones de la II Asamblea de la Acción Católica General
Con el lema Llamados y enviados a evangelizar “… así también os envío yo” ( Jn 20,21), tuvo lugar del 1 al 4 de agosto y reeligió a Higinio Junquera como presidente nacional
En un espléndido clima de gozo, oración, corresponsabilidad y compromiso eclesial y apostólico –amén del muy cálido clima de las altas temperaturas de estos días…-, participaron en la asamblea de la Acción Católica General (ACG) casi seiscientos militantes: 120 niños, 125 jóvenes, 300 adultos y 40 consiliarios, procedentes todos ellos de 44 diócesis españolas. Monseñor Carlos Escribano, obispo de Teruel y Albarracín, estuvo presente los cuatro días de la asamblea. También acudieron a ella, en algunos momentos, el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la CEE; el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar; los arzobispos de Toledo, Zaragoza y emérito de Zaragoza (Rodríguez Plaza, Ureña y Yanes, respectivamente); y los obispos de Getafe –López de Andújar– y de auxiliar de Sevilla –Gómez Sierra-, amén dirigentes de la CEAS, Manos Unidas y movimientos especializados de la AC.
La asamblea contó para su reflexión con la aportación del arzobispo italiano Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, que instó a proponer al mundo de hoy la radicalidad de la fe, volviendo los ojos y el corazón a lo esencial de la vida, colocando en el centro la persona de Jesucristo. “Lo característico de la ACG es que tiene niños, jóvenes y adultos, como en las familias, como en las parroquias. Por eso la ACG ha de llevar a las parroquias donde esté ese espíritu misionero colaborando en la doble tarea de hacer de la parroquia una comunidad viva, y viva porque comprende que es misionera y evangelizadora”. “Creo –añadió- en la capacidad de la ACG de hacer que el laicado católico asuma el papel que le corresponde a un laico, sin clericalización”.
Sobre el ser y la misión de la Acción Católica, reflexionó Antonio Muñoz Varo, responsable electo del sector de adultos de la ACG, quien destacó “la necesidad que la Iglesia y el mundo tienen de auténticos testigos de Jesucristo para la evangelización y esto supone estar firmemente enraizados en la experiencia del encuentro con Jesucristo, de vivir el gozo y la alegría de la fe para poder trasmitirla”. Ayudó a “ver la crisis actual como una ocasión para abrirnos al Espíritu y que Él haga nuevas las cosas y nos impulse a la vida de gracia que nos plenifica y hace felices desde las dimensiones permanentes de la vida cristiana: formación, oración, celebración, vida moral, compartir y anunciar”. “La vida de las parroquias es la vida de la ACG y estamos llamados a acentuar la diocesaneidad; la ACG está llamada a articular el apostolado seglar y las parroquias en torno al Obispo y a la Iglesia Local”.
La asamblea reeligió para otros cuatro años a Higinio Junquera Cimadevilla como presidente de la ACG. Dicha elección ha de ser ratificada por la Comisión Permanente de la CEE, quizás a primeros de octubre próximo. Asimismo la asamblea fijó estos los siguientes objetivos prioritarios de los próximos cuatro años:
• Cultivar una espiritualidad apostólica centrada en nuestra raíz: Cristo, haciendo una opción preferencial por los pobres y los que sufren.
• Favorecer la experiencia de encuentro personal y comunitario con el Señor desde la oración, los Sacramentos y nuestra presencia viva en medio del mundo.
• Impulsar el compromiso evangelizador en el entorno social en el que está inmersa la parroquia, cuidando que los alejados, empobrecidos y los que sufren sean el centro de su actividad pastoral.
• Finalizar la elaboración de los itinerarios formativos y el material para acompañantes, ponerlos en marcha y darlos a conocer.
• Impulsar el compromiso corresponsable de sostenimiento de la organización parroquial, diocesana y general, mediante la comunión cristiana de bienes y la disponibilidad personal para asumir las tareas.

Añadir comentario