Huesca evoca este fin de semana la figura del sacerdote Saturnino López Novoa, fundador de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Juan José Omella, el obispo de Huesca y de Jaca, Julián Ruiz Martorell, y el arzobispo emérito de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, imparten tres conferencias en la Real y Parroquial Basílica de San Lorenzo para profundizar en el espíritu y carisma de este presbítero del siglo XIX y ayudar a difundir su figura y su legado.
El cardenal Omella abrió ya el fuego en la tarde de ayer viernes, 26 de noviembre, con una intervención sobre el «corazón eclesial» de don Saturnino. Hoy sábado es el turno del obispo anfitrión —que diserta sobre «D. Saturnino López Novoa: una vida de fe»—, y mañana domingo, día 28, cierra el ciclo el arzobispo emérito de Sevilla y exsecretario general de la CEE, con una ponencia titulada «Amor sin límites del fundador de las Hermanitas, al estilo de Jesús». Monseñor Asenjo es oriundo de Sigüenza (Guadalajara), la localidad natal del homenajeado.
Las jornadas se desarrollan con acceso libre, aunque es obligatorio el uso de mascarilla y seguir las indicaciones que se indiquen a la entrada del templo. Huesca ha registrado en los últimos días un considerable incremento de casos de covid-19, con brotes incluidos en los hospitales de San Jorge y Provincial y varias decenas de enfermos y sanitarios afectados.
Bendición de la casa natal
Los actos en memoria de López Novoa comenzaron en la mañana de ayer viernes con una Eucaristía en la catedral. Entre los asistentes, el alcalde de la ciudad, el socialista Luis Felipe. Tras la ceremonia se procedió a la bendición e inauguración de la casa remodelada en la que viviera el presbítero seguntino en la capital oscense, situada en la cercana plaza de Lizana. Se trata de un inmueble de cuatro plantas que queda abierto a los visitantes y que además de las dependencias acoge un espacio dedicado a archivo y otro a la época en la que le tocó vivir. En esa misma plaza ya se instaló el pasado 1 de mayo un conjunto escultórico dedicado a López Novoa bendecido también por monseñor Ruiz Martorell.

Saturnino López Novoa nació en 1830 y murió en 1905. Estudió en el seminario de Sigüenza, pero al ser su tío nombrado vicario general de la diócesis de Barbastro se trasladó junto a él a la ciudad del Vero. Fue ordenado sacerdote en 1855 y formó parte tanto del presbiterio de Barbastro (1855-1862) como del de Huesca (1862-1905), ciudad esta última en la que se instaló después de que su tío fuera nombrado su obispo.
«En Huesca el Padre Saturnino hizo una inmensa tarea eclesial y social», ha recordado en el Diario del Altaoragón el sacerdote José María Nasarre, responsable de Patrimonio Cultural de la diócesis. «Favoreció el establecimiento de las religiosas Siervas de María y colaboró en la revisión de sus Constituciones hasta obtener su aprobación. Fue vocal de la Junta de Beneficencia Municipal y de la casa de Amparo, elaborando a instancias del Ayuntamiento un informe de la situación de pobreza y necesidad que sufrían numerosos oscenses, fundó la Casa para Estudiantes Pobres para seminaristas con escasos recursos, promovió la Casa Asilo para niñas pobres, fundó la cofradía de Nuestra Señora de la Agonía en la iglesia parroquial San Pedro el Viejo y la rama femenina de las Conferencias de San Vicente de Paúl, redactando su reglamento».

La gran obra de López Novoa fue, sin embargo, la fundación junto a la ilerdense santa Teresa de Jesús Jornet de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Esta tuvo lugar en Barbastro el 27 de enero de 1873. Su carisma: la práctica de la caridad cristiana en los ancianos más vulnerables, «acogiéndolos en un ambiente de familia y atendiendo todas sus necesidades: materiales, de afecto y espirituales».
Hoy la Congregación, que tiene la casa madre en Valencia, cuenta con 204 Hogares y está presente en 19 países.
