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Homilías, Ángelus y discursos papales para el Domingo 4 de Adviento, C, (23-12-2012)

NVulgata 1 Ps 2 EBibJer2ed (en) – Concordia y ©atena Aurea (en)

(1/5) Juan Pablo II, Homilía en la parroquia de San Bartolomé Apóstol 21-12-1997 (sp en it po):

«1. “¡Dichosa la que creyó!” (Lc 1, 45). La primera bienaventuranza que se menciona en los evangelios está reservada a la Virgen María. Es proclamada bienaventurada por su actitud de total entrega a Dios y de plena adhesión a su voluntad, que se manifiesta con el “sí” pronunciado en el momento de la Anunciación.

Al proclamarse “la esclava del Señor” (Aleluya; cf Lc 1, 38), María expresa la fe de Israel. En ella termina el largo camino de la espera de la salvación que, partiendo del jardín del Edén, pasa a través de los patriarcas y la historia de Israel, para llegar a la “ciudad de Galilea, llamada Nazaret” (Lc 1, 26). Gracias a la fe de Abraham, comienza a manifestarse la gran obra de la salvación; gracias a la fe de María, se inauguran los tiempos nuevos de la Redención.

En el pasaje evangélico de hoy hemos escuchado la narración de la visita de la Madre de Dios a su anciana prima Isabel.

A través del saludo de las respectivas madres, se realiza el primer encuentro entre Juan Bautista y Jesús. San Lucas recuerda que María “fue aprisa” (cf Lc 1, 39) a casa de Isabel. Esta prisa por ir a casa de su prima indica su voluntad de ayudarla durante el embarazo; pero, sobre todo, su deseo de compartir con ella la alegría por la llegada de los tiempos de la salvación. En presencia de María y del Verbo encarnado, Juan salta de alegría e Isabel se llena del Espíritu Santo (cf Lc 1, 41).

2. En la Visitación de María encontramos reflejadas las esperanzas y las expectativas de la gente humilde y temerosa de Dios, que esperaba la realización de las promesas proféticas. La primera lectura, tomada del libro del profetas Miqueas, anuncia la venida de un nuevo rey según el Corazón de Dios. Se trata de un rey que no buscará manifestaciones de grandeza y de poder, sino que surgirá de orígenes humildes, como David, y, como él, será sabio y fiel al Señor. “Y tú, Belén…, pequeña…, de ti saldrá el jefe” (Mi 5, 1). Este rey prometido protegerá a su pueblo con la fuerza misma de Dios y llevará paz y seguridad hasta los confines de la tierra (cf Mi 5, 3). En el Niño de Belén se cumplirán todas estas promesas antiguas (…).

5. “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Hb 10, 7). Al presentar el misterio de la Encarnación, la carta a los Hebreos describe las disposiciones con las que el Verbo divino entra en el mundo: “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas; pero me has preparado un cuerpo” (Hb 10, 5). El verdadero y perfecto sacrificio ofrecido por Jesús al Padre es el de su plena adhesión al plan salvífico. Su obediencia total al Padre, que ya desde el primer instante caracteriza la historia terrena de Jesús, encontrará su cumplimiento definitivo en el misterio de la Pascua. Por eso, ya en la Navidad se halla presente la perspectiva pascual. Este es el comienzo de la redención de Jesús, que se cumplirá totalmente con su muerte y resurrección.

María, modelo de fe para todos los creyentes, nos ayude a prepararnos a acoger dignamente al Señor que viene. Con Isabel reconozcamos las maravillas que el Señor hizo en ella. “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 42). Jesús, fruto bendito del seno de la Virgen María, bendiga a vuestras familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos y a las personas solas. Él, que se hizo niño para salvar a la humanidad, traiga a todos luz, esperanza y alegría. Amén».

(2/5) Juan Pablo II, Ángelus 19-12-1982 (sp it po)

(3/5) Juan Pablo II, Ángelus 18-12-1988 (sp it)

(4/5) Juan Pablo II, Ángelus 18-12-1994 (sp it)

(5/5) Benedicto XVI, Ángelus 20-12-2009 (ge hr sp fr en it po)

LA PALABRA DEL PAPA.– «Jesús, al dar a Simón (…) el título, más aún, el don, el carisma de la fuerza, de la dureza, de la capacidad de resistir y sostener –como es precisamente la naturaleza de una piedra, de una roca, de un peñasco–, asociaba el mensaje de su palabra a la virtud nueva y prodigiosa de este apóstol, que había de tener la función, él y quien le sucediera legítimamente, de testimoniar con incomparable seguridad ese mismo mensaje que llamamos Evangelio» (Pablo VI, Audiencia general 3-4-1968 fr it). «El mensaje de Cristo, de generación en generación, nos ha llegado a través de una cadena de testimonios, de la que Nos formamos un eslabón como sucesor de Pedro, a quien el Señor confió el carisma de la fe sin error» (Pablo VI, Homilía 20-9-1964 it). «Junto a la infalibilidad de las definiciones “ex cáthedra”, existe el carisma de asistencia del Espíritu Santo concedido a Pedro y a sus sucesores para que no cometan errores en materia de fe y de moral y para que, por el contrario, iluminen bien al pueblo cristiano» (Juan Pablo II, Audiencia general 24-3-1993 sp it). «Al escogerme como Obispo de Roma, el Señor ha querido que sea su Vicario, ha querido que sea la “piedra” en la que todos puedan apoyarse con seguridad» (Benedicto XVI, Homilía en la capilla Sixtina 20-4-2005 ge sp fr en it lt po).

LOS ENLACES A LA NEO-VULGATA.– «Esta edición de la Neo-Vulgata puede servir también (además de especialmente para la liturgia) para que la tengan en cuenta las versiones en lengua vulgar que se destinan a uso litúrgico y pastoral, y (…) como base segura para los estudios bíblicos» (Juan Pablo II, Constitución apostólica Scripturarum thesaurus 25-4-1979 ge sp fr en lt po). «La palabra sagrada debe presentarse lo más posible tal como es, incluso en lo que tiene de extraño y con los interrogantes que comporta» (Benedicto XVI, Carta al presidente de la C.E. Alemana sobre un cambio en las palabras de la Consagración 14-4-2012 ge sp fr en it pl po).

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