Queridos hermanos
Con esta celebración damos comienzo al Año dela Feen nuestra diócesis e iniciamos lo que, con la ayuda de lo Alto, será un gran acontecimiento de gracia para todas las personas, comunidades y realidades eclesiales presentes en nuestra querida Iglesia diocesana. Pido al Señor Jesús que sea un año en el que esta diócesis, quizás la más misionera de toda nuestra Patria e incluso del mundo, reavive este carisma y lo sepa encarnar en el apasionante momento dela Nueva Evangelización, a la que él nos convoca.
Hemos abierto la puerta de nuestra catedral, que es la iglesia madre que representa todas las demás. Lo hemos hecho escoltados de los santos y mártires burgaleses, precedidos por la Santa de Todos los santos primera y sin igual discípula de Jesús:la Santísima Virgen.
La puerta era un símbolo de lo que representa la fe en el plan de Dios y en la vida de los hombres. Dios quiere que todos los hombres y mujeres seamos hijos suyos por la fe y el bautismo y que nos incorporemos ala Iglesiafundada por su Hijo y vivificada por su Espíritu. Por eso, abre la puerta de la fe de par en par, para que todos conozcamosla Buena Noticiadel Evangelio, sepamos de dónde venimos y hacia dónde vamos, y de este modo seamos capaces de dar sentido a nuestro trabajo, a nuestras relaciones familiares y sociales, a nuestros fracasos y logros, a nuestras enfermedades y dolores.
Dios no niega a nadie la gracia de su fe; pero tampoco nos la impone. Desea ardientemente que acojamos el don que nos ofrece, pero quiere que usemos responsablemente nuestra libertad y hagamos el esfuerzo de acoger ese don. Vincula nuestra conciencia, no coacciona nuestra voluntad.
Nosotros hemos tenido la suerte de haberlo acogido desde nuestros primeros pasos que dimos por la vida. Sin embargo, a veces, nos hemos habituado a este inmenso don. Más aún, a veces hemos llegado a considerar que ese regalo era un peso o una carga insoportable. Es posible que nos haya pasado como a los que vivimos en la sociedad del bienestar. Podemos pensar que todo el mundo tiene lo que necesita para comer, vestir, educarse, descansar y tener atendidos los problemas de la enfermedad y de la vejez. Pero la realidad es que son muchos más los que carecen de todo ello que quienes lo disfrutamos. El Señor –siempre bueno y compasivo- sale a nuestro encuentro con el Año de la fe, para que redescubramos la grandeza de este don, se lo agradezcamos a Dios, nos gocemos de ser tan inmensamente afortunados y –como consecuencia- sintamos la urgencia y la alegría de anunciarlo a los demás, para que también ellos puedan compartir con nosotros tan gran regalo. Lo habéis dicho ya muy al comienzo de la celebración: tener la alegría de creer y el entusiasmo por comunicar.
Si no hubiéramos cruzado la puerta, no habríamos encontrado esta joya del arte religioso; una estructura que sobrecoge por su extrema belleza. Tendríamos que habernos conformado con los elementos exteriores; grandiosos, ciertamente, pero que son un cuerpo sin alma, privados del interior dela Catedral. Esuna bella imagen de lo que aporta la fe y del estado en que se encuentran quienes carecen de ella. La fe nos abre a un mundo maravilloso que supera nuestros anhelos e ilusiones. Como decía antes, la fe nos descubre el sentido verdadero y pleno de las cosas, de los acontecimientos, de las personas, de la misma historia. Quienes no tienen fe -bien porque nunca oyeron hablar de Jesucristo, bien porque un día le acogieron y luego se han alejado de él y de su Iglesia- se quedan a la puerta de entrada, sin llegar a descubrir quién es el hombre, cuál es su dignidad y su destino, qué sentido tiene el trabajo, el sufrimiento, la muerte y el más allá de la muerte. ¿Cómo no sentir la urgencia de ayudarles a descubrir o a redescubrir el camino de la fe, si es descubrirles o redescubrirles el tesoro y la perla escondidos que valen más que todo cuanto se posee? ¿Cómo no sentir la urgencia de anunciar el Evangelio no sólo en los lugares clásicos de misión, sino en nuestras calles y plazas, en nuestras familias, en nuestros ambientes de trabajo y de diversión, en nuestros centros educativos y sociales, que son ahora los nuevos espacios quela Providencianos regala para que evangelicemos?
Volvamos a la puerta que hemos abierto. Antes que nosotros entraron por ella todos los santos burgaleses que hemos cantado en las Letanías. Pertenecen a todas las etapas del caminar terreno dela Iglesia, los hay jóvenes, ancianos y adultos, hay mujeres y hombres, algunos son religiosos de vida contemplativa y otros de vida activa, hay sacerdotes y seglares, mártires y confesores. Podrían estar entre ellos una legión de padres y madres de esta bendita tierra, que vivieron su fe con tanta verdad como sencillez, y que supieron trasmitirla a sus hijos con la naturalidad y eficacia que una fuente mana el agua fresca. Todos ellos nos han precedido en la confesión, vivencia y difusión de la fe. Ellos, de modo especial, nos han precedido en la celebración de la fe; sobre todo enla Eucaristía.
En efecto, sin Eucaristía, hermanos, no hay vida cristiana, ni hay comunidades pujantes y misioneras, ni es posible vivir el misterio de Cristo y dela Iglesia. Porquesólola Eucaristíahace presente el gran misterio de la salvación: el Misterio Pascual de Jesucristo, Muerto y Resucitado, del cual se nutren y al cual se encaminan los demás sacramentos y obras de apostolado. Os invito, queridos hermanos, a que este año celebréisla Eucaristíadel domingo con especial fervor y alegría. Y que invitéis a vuestros hijos, a vuestros parientes y a vuestros amigos a recuperar en sus vidas la misa del domingo, como remedio eficaz para reavivar y robustecer la fe.
El Papa ha ido a Loreto a pedir ala Santísima Virgenque interceda ante su Hijo por los frutos del Sínodo dela Nueva Evangelizacióny el Año dela Fe. Allíperegrinó el Beato Juan XXIII pidiendo ayuda para la realización del Concilio Vaticano II. En todas nuestras comarcas existe un santuario mariano al que la gente tiene especial devoción. Id, pues, con vuestras comunidades, asociaciones y grupos apostólicos a implorar su ayuda maternal para recorrer con garbo y alegría el camino que hoy iniciamos y que concluirá en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo del Año 2013. Si lo hacemos, rezando y cantando el rosario, repitiendo sin cesar el “ruega por nosotros ahora”, Ella nos alcanzará de su Hijo la gracia de recobrar la alegría de la fe y el gozo de trasmitirla con verdadera pasión.
Santa María estuvo en el comienzo de la primera evangelización, cuando imploró con los Apóstoles la venida del Espíritu Santo, el gran evangelizador. Luego estuvo presente acompañándoles con su amor materno en la fundación de las primeras comunidades cristianas. Si acudimos a María y la invocamos como Reina y Madre de la nueva evangelización, Ella hará que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos inflame de la parresía y audacia que infundió en los Apóstoles. Y nos convertiremos en discípulos que siguen gozosos a Jesús y –por ello- que no pueden menos de anunciárselo a los demás. Amén.
+Francisco Gil Hellín – Arzobispo de Burgos

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