Gabriel López es el coordinador en España del Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCM), una entidad nacida hace pocos años y que ha crecido a lo largo de todo el mundo bajo el paraguas de Laudato Si’ y de Querida Amazonía. Este año, 2020, coincide con el 50 aniversario de la celebración del Día de la Tierra, hoy 22 de abril. La ecología integral es uno de los temas en los que se puede ver la colaboración de la Iglesia con otras entidades. Al mismo tiempo, este mes de mayo estaba previsto celebrar, entre varias entidades, el quinto aniversario de la encíclica sobre el Cuidado de la Casa Común. Una celebración que seguirá… de otra manera. En esta ocasión, reflexionamos con López sobre los planteamientos que esta crisis que vivimos genera para la ecología integral y el cuidado de la Casa Común.
—Hoy celebramos el día de la Tierra. ¿Qué podemos celebrar?
—Celebramos que llevamos 50 años recordando que cada día debería ser el Día de la Tierra. La conciencia ecológica debería ser parte de nuestro día a día. Y celebramos que, poco a poco, vamos avanzando en esta dirección. Escuchar hablar en estos días de un «Green deal» para reconstruir Europa luego de la pandemia es una señal de que vamos en el buen camino y eso es para celebrar.
—Los niveles de contaminación han bajado a raíz del confinamiento. ¿Volveremos a contaminar igual? ¿Tendremos que cambiar algo en nuestro estilo de vida?
—Estamos viendo cómo en China, a medida que vuelven a la «normalidad», están acelerando sus procesos productivos para recuperar el tiempo perdido y, por tanto, sus niveles de contaminación. Al igual que no se puede cambiar los hábitos de las personas con leyes, sino con educación y sensibilización, el confinamiento está impidiendo que contaminemos pero, por si solo, no logrará que cambiemos nuestras formas de vida cuando podamos volver a salir.
—Hay quien dice que la pandemia actual se debe a un uso abusivo del ser humano de la casa común. ¿Usted lo ve así? ¿Cuál puede ser una interpretación desde la perspectiva cristiana?
—No hay evidencia concluyente sobre el origen del COVID-19 y, por tanto, no podemos afirmar rotundamente está vinculación. Lo que está claro es que la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global y la crisis climática que todo esto provoca, si son responsabilidad del hombre y se han convertido en un caldo de cultivo perfecto para el desarrollo y la propagación de un virus como el COVID-19, qué es el primero pero no será el último. Desde la perspectiva cristiana, debemos hacernos cargo de las consecuencias de nuestros actos, del daño causado por nuestros estilos de vida. Debemos hacer un examen de conciencia para intentar cambiar cuando todo esto pase.
—¿Desde Laudato Si’, cómo afrontar el cuidado de la casa común?
—El Papa, en la Audiencia General de esta mañana, recordaba el compromiso que tenemos de protegerla y que debería protagonizar nuestro paso por este mundo. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y por ello debemos respetar a todas sus creaturas, especialmente a las más vulnerables. Hemos olvidado que somos custodios y administradores, no saqueadores o explotadores y con nuestros actos hemos ofendido a Dios Padre. Comprender que la Tierra y todo lo que contiene es un don de Dios es el primer paso para afrontar su cuidado, por nosotros y por las generaciones futuras.
—¿Podemos ver en esta crisis una oportunidad para cambiar el «paradigma tecnocrático»?
—Sin duda es una oportunidad de cambio. Tengo la esperanza de que muchos hombres y mujeres cambien a raíz de esta situación y que salgamos de esta pandemia más unidos, más solidarios y más sensibles al «grito de la tierra y de los pobres». Pero también soy realista, sé que no habrá un cambio radical, que habrá muchos que seguirán como si nada hubiese pasado y que tendremos que seguir trabajando muy duro para revertir la crisis climática.
—Desde el Movimiento Católico Mundial por el Clima, ¿cuál es el camino de actuación que creen que habría que seguir?
—Nosotros venimos trabajando desde hace cinco años en tres niveles. A nivel espiritual, animando a las comunidades e individuos a iniciar el proceso de conversión ecológica necesario para reducir el consumismo y tener una relación más sana con la creación y nuestros hermanos más vulnerables. A nivel de los estilos de vida, con nuestra guía de Eco-Parroquias y el programa de desinversión en combustibles fósiles y en el nivel de la esfera pública, levantando nuestras voces para pedir a los gobiernos leyes, movilizarnos en las calles o extender y hacer accesible el mensaje de Laudato Si`.
—Tenían previsto celebrar en mayo la «Semana Laudato Si» junto con muchas otras entidades eclesiales, algo que parece muy complicado con la situación de confinamiento. ¿Piensan realizar algún tipo de celebración, de sensibilización…?
—El COVID-19 lo ha cambiado todo pero la celebración de la «Semana Laudato Si’» sigue adelante. Entre el 16 y el 23 de mayo celebraremos una serie de conferencias online de alto nivel y concluiremos el 24 con una jornada mundial de oración. Por otra parte, desde el 1 de mayo y hasta final de mes, los patrocinadores españoles de esta celebración (CONFER, REDES, Enlázate por la Justicia, Provincia Franciscana de la Inmaculada, Regnum Christi, Universidad Francisco de Vitoria, Católicos en Red, iMisión, Conferencia Episcopal, Arzobispado de Madrid, Escuelas Católicas, Comunidad Claretiana y el Movimiento Scout Católico), van a realizar una serie de eventos que se harán públicos la semana próxima.
