El pasado martes tuvo lugar en la población de Castelletto di Abbiategrasso, en Lombardía, Italia, el funeral y último adiós del misionero Giancarlo Bossi. Miembro del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), este sacerdote saltó a la fama en Italia y en el mundo por su secuestro de 40 días a manos de terroristas islámicos en Mindanao, Filipinas, en el año 2007.
Tras aquel secuestro el padre Bossi pasó un breve periodo en Italia para volver a Filipinas, donde ha pasado más de 30 años de su vida. Un tumor en los pulmones ponía fin a su vida el domingo a los 62 años de edad.
El cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, hacía público un mensaje de condolencia, en el que expresaba su cercanía a los familiares del sacerdote, a todos los miembros del PIME, a la comunidad de Abbiategrasso y a todos sus amigos. El cardenal señalaba en sus palabras que el padre Bossi había entregado su vida, “en un esfuerzo continuo de darle un sentido a través de una simplicidad que desarmaba. Cultivaba en el corazón el atormentador deseo de pertenecer todo a Dios, aunque no parecía encontrar palabras para expresarlo. Su voluntad de vivir con intensidad explica otro deseo, igualmente intenso, el de entregarse al servicio de los hombres, de sus compañeros de viaje, con alegría, sin artificios, sin ruido”.
Dado el gran número de sacerdotes, fieles y amigos presentes en el funeral, la ceremonia se ha tenido que desarrollar fuera de la iglesia parroquial del pueblo. Según informa el PIME, gran número de filipinos residentes en Italia estuvieron presentes.
MPRESS-FILIPINAS

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