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Francisco visita a la poeta húngara Edith Bruck, superviviente de Auschwitz
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Francisco visita a la poeta húngara Edith Bruck, superviviente de Auschwitz

Tal y como informa Vatican News, la escritora húngara superviviente del drama de Auschwitz, de casi noventa años, ha recibido esta tarde la visita del Papa Francisco en su casa de Roma. Gracias a la entrevista en L’Osservatore Romano con motivo del Día de la Memoria, el Santo Padre quedó impresionado por su testimonio y ha decidido ir a conocerla en persona.

El Papa Francisco salió este sábado por la tarde del Vaticano y se dirigió al centro de Roma para realizar una visita privada a la casa de Edith Bruck, una escritora hebrea de origen húngaro que pasó dos tercios de su vida en Italia. Leyó su entrevista, que relata el horror que ella y su familia vivieron durante la persecución nazi y se puso en contacto con ella para conocerla y poder ir a visitarla. El encuentro contó con la presencia del director de L’Osservatore Romano, Andrea Monda, que el pasado 26 de enero había publicado una emotiva entrevista con la escritora, realizada por Francesca Romana de’ Angelis.

Edith Bruck dedicó su vida, cuentan desde Vatican News, a dar testimonio de lo que vio. Las últimas voces que recogió en el campo de concentración de Bergen-Belsen fue de dos desconocidos, quienes le pidieron que les diera voz: «Cuéntalo, no te creerán, pero si sobrevives, cuéntalo, incluso por nosotros». Y cumplió su promesa con un mirada esperanzada. 

El Papa Francisco y Edith Bruck en la casa de la escritora
El Papa Francisco y Edith Bruck en la casa de la escritora. Imagen facilitada por Vatican News.

 

 

 

 

Así, al describir la vida en el gueto después de haber sido arrancada junto con sus padres y hermanos de la casa del pueblo rural donde vivía, cuenta que un hombre no hebreo regaló una carreta de víveres para ayudar a los perseguidos. También en la entrevista de Francesca Romana, se cuenta su época de trabajo en Dachau cavando trincheras, recuerda que un soldado alemán le tiró su cazo para lavar, «pero en el fondo había dejado un poco de mermelada para mí». Y mientras describía su trabajo en las cocinas para los oficiales, apareció la figura de la cocinera, que le preguntó cómo se llamaba y al oír la respuesta de Edith, con voz temblorosa, le contestó: «Tengo una niña de tu edad». Al decir esto, «sacó un peine de su bolsillo y mirando mi cabeza con el pelo recién crecido me lo dio. Fue la sensación de encontrar un ser humano frente a mí después de tanto tiempo. Me conmovió ese gesto que era vida y esperanza».

La heroicidad de los testigos de la historia, de esos que son custodios de lo que san Juan Pablo II subrayaba como “Identidad y memoria”, cobran toda su dimensión cuando todavía hay personas dispuestas a creer en el testimonio de otras personas.

Esta es la historia de Edith Bruck, la voz del tiempo que recibió a tomar un té al Papa Francisco.



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