Francisco en Tierra Santa (13): Regina Coeli en Belén
¡Encomendemos a la Virgen Santa la suerte de la humanidad, para que se le abra al mundo un horizonte nuevo y prometedor de fraternidad, solidaridad y paz!». Introduciendo el rezo a la Reina del Cielo, al concluir la Santa Misa, en el lugar donde María dio a luz a Jesús, el Papa hizo hincapié en que «la Virgen es la persona que más ha contemplado a Dios en el rostro humano de Jesús. Ayudada por José, lo envolvió en pañales y lo recostó en el pesebre».
Encomendándole también a María todos los que habitan Tierra Santa, los peregrinos, las familias, los jóvenes y los ancianos, el Santo Padre rogó en particular por los que perdieron la fe y la esperanza, por los enfermos los encarcelados y todos los que sufren; los Pastores y toda la Comunidad de los creyentes. Desde Belén, dirigió su pensamiento a Nazaret, donde espera ir en otra ocasión, abrazó a los cristianos que viven en Galilea y alentó la realización del Centro Internacional para la Familia en Nazaret.
TEXTO ÍNTEGRO DE LA ALOCUCIÓN DEL PAPA FRANCISCO
Mientras nos preparamos para concluir esta celebración, dirigimos nuestro pensamiento a María Santísima, que precisamente aquí en Belén dio a luz a su hijo Jesús. La Virgen es la persona que más ha contemplado a Dios en el rostro humano de Jesús. Ayudada por José, lo envolvió en pañales y lo recostó en el pesebre.
A Ella encomendamos esta tierra y todos los que la habitan, para que vivan con justicia, con paz y fraternidad. Encomendamos también los peregrinos que aquí llegan para beber de las fuentes de la fe cristiana, algunos de los cuales están presentes también en esta Santa Misa.
Vela, Oh Madre, por las familias, los jóvenes, los ancianos. Vela por todos los que han perdido la fe y la esperanza; consuela a los enfermos, los encarcelados y todos los que sufren; sostén a los Pastores y a toda la Comunidad de los creyentes, para que sean “sal y luz” en esta tierra bendita; fortalece las instituciones educativas, en particular la Bethlehem University.
Contemplando a la Sagrada Familia aquí, en Belén, mi pensamiento se dirige espontáneamente a Nazaret, adonde espero ir, si Dios quiere, en otra ocasión. Abrazo desde aquí a los fieles cristianos que viven en Galilea y aliento la realización del Centro Internacional para la Familia en Nazaret.
Encomendamos a la Virgen Santa la suerte de la humanidad, para que se le abra al mundo un horizonte nuevo y prometedor de fraternidad, solidaridad y paz.
Regina Caeli…

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