En concordancia con los objetivos establecidos por el Papa Benedicto XVI, mons. López Llorente describía el Año de la Fe como una ocasión para convertirnos a Jesucristo, centrar la atención y saborear el Credo, formarse para poder dar respuesta a los hombres de hoy y, sobretodo, “recuperar la belleza y la alegría de creer”. “Esta frase nos puede acompañar este año”, aseguraba el Obispo, porque vivida así la fe, incluso en medio de las dificultades, “ayuda a caminar y hace que merezca la pena seguir siendo cristianos”.
“El camino para avivar y fortalecer la fe –explicaba el Prelado- es vivir en oración, en presencia del Señor”. Esto implica que la fe no solo es formación, sino también vida: “Qué bonito que como María al responder a Isabel con el Magníficat, nosotros también hablásemos con las Palabras de Dios, pensásemos y sintiésemos como Dios, porque así podríamos actuar como Él y anunciar a Jesucristo a todos”, concluía enlazando con el objetivo del último año del Plan Diocesano de Pastoral, que se concluye este curso.
Referencias particulares
Mons. López Llorente comenzó la homilía dirigiéndose personalmente a varios de los grupos e instituciones diocesanas presentes en la celebración. Celebró la llegada de tres nuevos seminaristas mayores, y manifestó su confianza que para el próximo curso se reabra el seminario menor. Felicitó la importante asistencia de fieles de la Alfondeguilla, y aseguró a los vecinos de Gátova, cuya parroquia pasará próximamente a la Archidiócesis de Valencia, que con este cambio ha querido asegurar su buena atención pastoral.

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