Edelmira Prado Prado, sor María Trinidad o «Trini», como la conocían cariñosamente en la parroquia de A Milagrosa, en la ciudad de Lugo, falleció el pasado viernes, el 22 de mayo, a los 102 años, un mes después de recibir el alta en el Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA), tras vencer al coronavirus y convertirse en la persona más longeva que ha superado el COVID-19 en esa provincia, según informó el propio Sergas. Aunque venció al coronavirus, no pudo en cambio superar las secuelas de la enfermedad, que la obligaron a ingresar de nuevo en el HULA, aclaró la diócesis de Lugo.
«Tenía unas ampollas en la boca, derivadas del Covid-19, que le impedían tomar alimento. El virus la dejó muy debilitada, ingresó dos veces en el hospital y, finalmente, la trasladamos a Palencia porque allí tienen más medios que nosotras aquí y era mejor para su recuperación», cuenta sor María Luisa, una de las dos religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos que quedan ahora en Lugo, junto con sor Micaela, tras el fallecimiento de sor Trini y también de la superiora, sor Ascensión, en marzo. Trini aceptó el traslado a Palencia, tras 50 años viviendo en Lugo, con resignación y diciendo: «Si es la voluntad de Dios, voy». Hasta el último momento, fue plenamente consciente de lo que le estaba sucediendo y, por eso mismo, tampoco le costó aceptarlo. «Ella era de León y allí, en Palencia, estaba con hermanas conocidas y con alguna que, incluso, vivió con ella aquí, en Lugo. Al final, yo creo que ella misma veía necesario marcharse. Aquí era muy difícil levantarla de la cama, acostarla, atenderla… A nosotras se nos hacía muy duro», afirma sor María Luisa, que tiene 70 años y es 23 más joven que su compañera, sor Micaela.
Muy conocida y querida
A pesar de su avanzada edad, Trini siempre mantuvo, hasta que se vio afectada por el coronavirus, una intensa actividad en la parroquia de A Milagrosa, donde era «muy conocida y querida» por los feligreses, explicó el párrroco, José Antonio Ferreiro.
Esta hermana de la Sagrada Familia de Burdeos «llevaba una vida completamente activa» y «hacía muchas cosas», hasta que enfermó del COVID-19, dado que se hacía cargo del “servicio de ayuda en la sacristía de la parroquia». «Pasaba muchas horas» allí, porque era «su ocupación y su preocupación», dijo el sacerdote, por lo que fueron muchos los feligreses que preguntaron por ella cuando estuvo ingresada en el HULA —unos veinte días—.
El pasado 23 de abril, cuando recibió el alta en el área de hospitalización, la paciente fue despedida con aplausos por parte del personal sanitario que se ocupó de su cuidado, mientras se escuchaba de fondo la canción del Dúo Dinámico que ya se ha convertido en todo un himno: «Resistiré».
La iglesia de A Milagrosa acogió esta tarde el funeral, siguiendo el protocolo marcado por el obispado y siguiendo las instrucciones de la fase 2, por lo que solo se permitió la mitad del aforo.
