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Especial 2021 (3/3): «Entre la esperanza y la incertidumbre»

E l 4 de julio de este año el Papa tuvo que pasar por el quirófano para ser operado de una «estenosis diverticular grave». La noticia sorprendió a todo el mundo, pues así como se conocían otros problemas de salud del Pontífice (como el pulmonar o la ciática), este no era de dominio público.

El Papa, operado en el Gemelli

Fue una operación programada, pero seria: duró tres horas y en ella le fue extirpado la mitad del colon. Francisco fue intervenido en el Gemelli, un centro que san Juan Pablo II visitó hasta en siete ocasiones, y en el que pasó ingresado diez días.

La intervención al Papa coincidió con otra noticia de calado: el anuncio de apertura de juicio al cardenal Becciu. El proceso al purpurado sardo y a otras nueve personas más por corrupción, malversación de fondos y otros cargos, comenzó el 27 de julio y sigue su macha. Este año, y pese a los intensos rumores de los últimos meses, el Papa Francisco no ha creado cardenales. Es el primer año desde que accedió a la cátedra de Pedro en 2013 en que no lo hace. Tampoco ha visto la luz la anunciada constitución apostólica Praedicate Evangelium.

El propio Pontífice afirmó en septiembre —en la entrevista concedida a Carlos Herrera en COPE— que se estaba cocinando «a fuego lento», que los trabajos se habían retrasado a causa de su enfermedad, y que el documento no contendría «nada nuevo respecto a lo que se prometió que se iba a hacer». Este año, el Consejo de Cardenales que le asesora ha celebrado cuatro reuniones: tres online (los días 6 de mayo, 24 de junio y 21 de septiembre) y la última presencial, el 13-15 de diciembre, quedando fijada la próxima para el próximo mes de febrero.

El Papa Francisco, en la entrevista a COPE: «¿es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?»

Abusos: la herida sigue abierta

En 2021 Francisco instituyó la Jornada Mundial de los Abuelos. Legisló sobre el acceso de las mujeres a los ministerios del lectorado y del acolitado (en enero) y sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970 (motu proprio Traditionis Custodes, del 16 de julio). La Santa Sede aprobó asimismo unas Orientaciones pastorales sobre desplazados climáticos, y respondió negativamente a la bendición de las uniones de personas del mismo sexo. El Papa cumplió 85 años este 18 de diciembre.

Por desgracia, 2021 ha sido otro año pródigo en noticias relacionadas con los abusos: la muerte del exsacerdote chileno Fernando Karadima; la apertura de procesos de investigación por encubrimiendo y sanciones a distintos obispos, etc. Sobre este último asunto, el nuncio Franco Coppola confirmó en noviembre que doce obispos mexicanos están siendo investigados en Roma por mala praxis. Y en junio el cardenal Bagnasco fue enviado a Polonia para determinar el grado de veracidad de las acusaciones vertidas contra el cardenal Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia y secretario personal durante décadas de san Juan Pablo II. En este país varios obispos ya han sido sancionados por encubrir abusos.

Con todo, los grandes titulares del año se los ha llevado el informe histórico encargado en Francia. Después de casi dos años de trabajo, la comisión independiente CIASE se lo entregó en octubre al presidente del episcopado, Moulins-Beafort, y al de los religiosos, Margron. Fue un trabajo demoledor que estimó que en 70 años había habido más de 300.000 casos de abusos, lo cual llevó a la Conferencia Episcopal a reconocer su naturaleza «sistémica». La plenaria celebrada en noviembre, que dio luz verde a algunas de las recomendaciones propuestas por la Comisión, entre ellas la reparación a las víctimas con la venta de patrimonio, deparó una imagen histórica: la de obispos y religiosos arrodillados ante la cruz en un acto penitencial.

En Alemania la diócesis de Colonia recibió su informe indendiente en marzo. Pero con él no se zanjó la crisis. En mayo, el Papa Francisco envió a los obispos de Estocolmo y Rotterdam para evaluar la gestión de los abusos del cardenal Woelki. Unos meses después, el Santo Padre lo apartó temporalmente de la sede (seis meses). El año concluye con el anuncio de nuevas investigaciones históricas en Portugal y Suiza. Aunque al decir de los expertos los abusos de los clérigos suponen una mínima parte del total; y aunque la Iglesia es, sin duda, la institución que más ha luchado contra esta lacra, la opinión pública sigue erróneamente vinculando la pederastia con la Iglesia. La herida sigue abierta y tardará en cicatrizar.

La liberación de la misionera Gloria Cecilia Narváez

Una de las más gratificantes noticias del año ha sido la liberación en Malí de la misionera colombiana Gloria Cecilia Narváez tras cuatro años y ocho meses de cautiverio. La religiosa de la Congregación de Hermanas Franciscanas de María Inmaculada había sido secuestrada en febrero de 2017 en su misión de Koutiala por terroristas vinculados a Al-Qaeda en el Sahel.

Otro rehenes como el sacerdote italiano de la Sociedad de Misiones Africanas Pier Luigi Maccalli (capturado en 2018) o la trabajadora humanitaria francesa Sophie Petrenon (2016) fueron liberados en 2020, pero ella no. Las misiones de inteligencia sobre el tereno no dieron fruto y el tiempo transcurrido hacía temer por su salud. De ahí que la buena nueva del sábado 9 de octubre fuese recibida con inusitada alegría y alivio. El Papa Francisco pudo abrazarla y bendecirla en la basílica de San Pedro al día siguiente, en la Eucaristía de apertura del Sínodo sobre Sinodalidad.

A través del ejemplo de sor Gloria Cecilia, ECCLESIA quiere rendir nuevamente homenaje a todos los misioneros y misioneras. Su labor evangelizadora «de homiguita», callada pero constante, alejada de los focos y de la búsqueda de honores y reconocimientos, es la levadura que permite amasar la construcción del Reino de Dios.

Este año, nuestra revista ha dado voz a un buen número de ellos. El zaragozano Eduardo Andrés Roca Oliver, por ejemplo, alertó desde nuestras páginas sobre el peligroso avance del islam yihadista en Mozambique; la vallisoletana Alicia Vacas nos habló del trabajo de las Combonianas con las víctimas de la Trata en Israel; el Padre Blanco Manuel Fernández García enumeró las heridas sangrantes de la República Democrática del Congo; el jesuita Francisco Almenar relató el drama de migrantes e indígenas en Brasil; y la religiosa zamorana Pilar Cobreros, el de las víctimas del conflicto separatista en la Ambazonia (Camerún). Por boca del obispo oscense José Luis Mumbiela supimos también de la situación de la Iglesia en la antigua república soviética de Kazajistán, posible destino del Papa en 2022.

Otro obispo misionero, este electo, el comboniano italiano Christian Carlassare, fue tiroteado en Sudán del Sur, y aún no ha podido tomar posesión de la diócesis de Rumbek. El móvil del atentado fueron las rivalidades étnicas. El Papa ha aceptado este año la renuncia de los obispos misioneros españoles Arellano (Ecuador) y Serrano Antón (Zimbabue). Paralelamente, ha elevado al episcopado a los también misioneros Jesús Ruiz Molina (Mbaïki, República Democrática del Congo) y Miguel Ángel Cadenas (Iquitos, Perú).

Asamblea Eclesial de América Latina

Ciudad de México acogió del 21 al 28 de noviembre la primera Asamblea Eclesial de América Latina, un evento llamado a hacer historia al haber sido concebido y celebrado como «experiencia de sinodalidad». Hasta ahora, y desde su creación en 1955, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) había celebrado cinco Conferencias Generales continentales: Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). Se trató siempre de encuentros de obispos.

Cuando la presidencia del CELAM consultó al Papa sobre la conveniencia de que una nueva Conferencia General identificara los principales problemas continentales y redefiniera las prioridades de evangelización, el Santo Padre instó a celebrar esta Asamblea Eclesial, con participación de todo el pueblo de Dios. En México, bajo el manto protector de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América, se dieron cita mil personas, la mayoría, eso sí, de manera telemática a causa de la covid-19. En la Asamblea Eclesial hubo obispos (20%), pero también sacerdotes (20%), religiosas y religiosos (20%), diáconos (1,7%) y, sobre todo laicos: el 40% del total. La sinodalidad, subrayó el mensaje final del encuentro, «no es una moda pasajera o un lema vacío», sino el camino a seguir, algo que pertenece a la esencia de la Iglesia y que ha venido para quedarse.

Asamblea Eclesial

Myanmar: De rodillas, contra las balas

Una de las imágenes del año es, sin duda, la de sor Ann Rose Nu Tawng postrada de rodillas el 28 de febrero suplicando a la polícia que no dispare a los jóvenes de Myammar que protestaban por el golpe de Estado. Su acto de valor, que evitó probablemente una masacre, dio la vuelta al mundo. «Pude hacer tal cosa porque Dios me bendijo y me usó como Su herramienta.

Estaba usando mi propia vida para que los jóvenes tuvieran tiempo de huir. Fue un acto pequeño, pero al hacerlo con gran amor, atrajo a la comunidad internacional y obtuvo publicidad», dijo la religiosa. La antigua Birmania es hoy, y en expresión del cardenal Bo, arzobispo de Rangún y presidente de la Conferencia Episcopal, «un valle de lágrimas». El sueño democrático se esfumó en febrero.

La Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, de 76 años, acaba de ser condenada a 4 años de cárcel y se enfrenta a otros cien por diez cargos más. La Iglesia siempre ha estado al lado del pueblo sufriente, y más de uno y de dos templos con víctimas de persecución en su interior han sido tiroteados y bombardeados en los últimos meses. El cardenal Bo recuerda en su mensaje de Adviento que la violencia no es el camino. «Siempre hay una vía no violenta, una solución pacífica. La violencia sólo engendra violencia. Creed en la verdad; creed en la fuerza del amor», pide. La BBC ha incluido a la Hermana Nu Tawng en su lista de las cien mujeres más inspiradoras e influyentes de este 2021.

En la patria de Abraham

Este año han vuelto los viajes internacionales después del parón del año pasado a causa de la pandemia. El Papa Francisco ha realizado tres: a Irak, en marzo; a Budapest (para la clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional) y a Eslovaquia, en septiembre, el primero tras su intervención quirúrgica; y, por último, a Chipre y Grecia, del 2 al 6 de este mes de diciembre.

Dentro de Italia, regresó nuevamente a Asís, donde celebró junto a 500 personas necesitadas llegadas de toda Europa la V Jornada Mundial de los Pobres. El viaje a Irak dejó imágenes memorables. Una de ellas, la visita de cortesía al jeque Al-Sistani, referencia del islam chiíta. (El Papa abrió un camino de acercamiento a esta rama del islam que parece querer transitar también el sunita Al-Tayyeb).

Otra instantánea para la historia fue la visita a Ur de Caldea, la patria de Abrahán, un destino que no pudieron alcanzar por distintos motivos, pese a haberlo deseado fervientemente, ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI. En Mosul, Francisco confortó a la sufrida comunidad cristiana local, perseguida y muy probada durante la etapa de dominio del Estado Islámico (2014-2017), y en Erbil, en el Kurdistán, celebró una misa multitudinaria. En su reciente viaje a Chipre («presencia de Tierra Santa en el continente») y a Grecia («la patria de la cultura clásica»), el Santo Padre ha hablado de unidad —la isla esta dividida desde 1974—, de democracia y, sobre todo, de inmigración, con una nueva visita a los inmigrantes en Lesbos. La Santa Sede ha confirmado que en 2022 Francisco viajará a Canadá. Se espera que a lo largo del año vaya también a Oceanía, un continente que todavía no ha visitado.

Cuidar la democracia

En su reciente viaje a Grecia, el Papa advirtió del peligro que suponen los populismos, el autoritarismo y el colonialismo cultural para las democracias. 2021 no ha sido un buen año para la democracia. Los golpes de Estado y los métodos autoritarios han vuelto a Myanmar —se calcula que en sus cárceles hay más de 4.000 opositores presos—, y a Sudán, donde el ejército dio por concluida su participación en la junta cívico-militar encargada de preparar elecciones libres y ha vuelto a hacerse con el poder.

Los dos grandes acontecimientos del año, con todo, han sido la toma del Capitolio y la precipitada salida de Afganistán. En enero, miles de seguidores del expresidente Trump asaltaron tras un mitin la sede de la soberanía popular estadounidense para impedir la proclamación de Biden como legítimo presidente. Hubo muertos. Este año también, a finales de agosto, Estados Unidos y sus aliados abandonaron definitivamente Afganistán, un país al que llegaron para combatir al gobierno talibán que cobijaba a los líderes de Al-Qaeda, y cuya ocupación justificaron en la necesidad de implantar la democracia y los derechos humanos. Dos décadas después, tras miles de vidas humanas malogradas y cientos de millones de dólares gastados, Afganistán está de nuevo en manos talibán. En Cuba miles de personas se echaron a la calle en julio para protestar contra el deterioro de la situación económica, agravada por la pandemia y la escasez de medicinas y alimentos. Sus gritos de «libertad» fueron nuevamente ahogados a golpes.

«Nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sean el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas, sin resolverlos», dijeron los obispos. Este año han cedido el testigo dos dirigentes históricos. En Israel, Netanyahu fue reemplazado como primer ministro tras 15 años en el poder, 12 de ellos de manera consecutiva. Ningún dirigente lo ha ejercido allí tanto tiempo. Angela Merkel ha sido ejemplarmente relevada también en Alemania después de 16 años como canciller. El año se cierra con nuevas tensiones con Rusia a cuenta de Ucrania. Y a las guerras olvidadas de Siria, Yemen y Camerún, hay que añadir la del Tigray, que se ha extendido peligrosamente a gran parte de Etiopía.

Haití: Pobre entre los pobres

No podemos terminar este resumen del año sin mencionar a Haití y a los migrantes. El más pobre de los países de América ha vivido un año durísimo. La crisis institucional que arrastraba, con el presidente Moïse gobernando por decreto y enfrentado al resto de poderes del Estado, se agravó con la pandemia y la generalización de la violencia. La situación degeneró y el 7 de julio una treintena de mercenarios extranjeros (casi todos colombianos) asaltó su residencia y lo asesinó a tiros. A la consiguiente crisis política hubo que añadir después dos desastres naturales: un terremoto y el huracán «Grace».

El seísmo, de 7,2 grados, tuvo lugar el 14 de agosto. Provocó 2.207 muertos y más de 12.200 heridos, y destruyó por completo 53.000 viviendas y dañó otras 77.000. Desastre sobre desastre. La pobreza de Haití es lacerante y clama al cielo. Muchos jóvenes forman parte de bandas criminales que viven de la extorsión y los secuestros. En abril, los obispos decretaron el cierre por un día de los colegios y centros católicos como protesta por el secuestro de cinco sacerdotes, dos religiosas y tres laicos cuando se dirigían a la toma de posesión de otro presbítero. Todos ellos serían liberados después. Se cree que hay unas 75 bandas dedicadas a la extorsión y medio millón de armas ilegales en circulación.

La República Dominicana anunció la construcción de una valla fronteriza para frenar la inmigración haitiana. Lo mismo va a hacer Polonia, según anunció su Gobierno tras la crisis de refugiados en la frontera con Bielorrusia. Los inmigrantes han seguido sufriendo este año violencia y abandono. Cientos de ellos se han ahogado en las aguas del Mediterráneo y del Canal de la Mancha; han sido engañados por traficantes sin escrúpulos que los han abandonado a su suerte; y han sido deportados sin miramientos por los gobiernos. Recordémosles estos días, y con ellos a todos los pobres. Que el nacimiento del Niño Dios sea buena noticia para ellos.

Foto de REGINALD LOUISSAINT JR/AFP via Getty Images


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