El papa Francisco ya está en el Vaticano tras cuatro intensos días en Mongolia, país que visitó por primera vez un pontífice y en el que ha puesto como ejemplo la pequeñez de la comunidad católica del país.
«Hago estos viajes para visitar comunidad católica y también para entrar en diálogo con la historia y la cultura del pueblo, con la mística propia de un pueblo. Es importante que la evangelización no se conciba como proselitismo. El proselitismo siempre restringe», ha dicho tras la primera pregunta de un periodista en la rueda de prensa del avión de vuelta a Roma.
Francisco abordó las cuestiones de actualidad: la propia visita apostólica, sus palabras ante un encuentro de jóvenes rusos, las relaciones con otros dos países asiáticos como China o Vietnam, a misión del cardenal Zuppi en la guerra de Ucrania y el Sínodo.
Hubo varias preguntas sobre esta última cuestión y el Papa recordó lo que otras veces ya dijo: «En el Sínodo no hay lugar para la ideología, es otra dinámica. El Sínodo es diálogo, entre bautizados, entre miembros de la Iglesia, sobre la vida de la Iglesia, sobre el diálogo con el mundo, sobre los problemas que afectan hoy a la humanidad. Pero cuando se piensa un camino ideológico, el Sínodo se acaba. En el Sínodo no hay lugar para la ideología, hay lugar para el diálogo. Para confrontarnos, entre hermanos, y confrontar la doctrina de la Iglesia».
También respondió a la pregunta de si se va a hacer público todo lo que se diga durante la asamblea del próximo mes de octubre. Francisco fue tajante: «Debemos cuidar el ambiente sinodal. Esto no es un programa de televisión en el que hablamos de todo. Hay un momento religioso, de intercambio religioso. […] Sin este espíritu de oración, no hay sinodalidad, es política, es parlamentarismo. El sínodo no es un parlamento».
Sobre sus palabras ante los jóvenes rusos, aclaró que lo que les dijo es que «se hicieran cargo de su propia herencia, que tomaran su propia herencia, lo que significa no comprarla en otra parte». «Tomo su propia herencia. Y qué legado ha dado la gran Rusia: la cultura rusa es de una belleza, de una profundidad muy grande y no debería borrarse por problemas políticos», ha agregado.
También se refirió a las relaciones con China que, dijo, son «muy respetuosas, muy respetuosas». «Tengo una gran admiración por el pueblo chino, los canales son muy abiertos, para el nombramiento de obispos hay una comisión que trabaja desde hace tiempo con el Gobierno chino y el Vaticano, luego hay muchos o mejor dicho hay algunos sacerdotes católicos o intelectuales católicos que son invitados a menudo a las universidades chinas a dar cursos», agregó.
Sobre la próxima exhortación apostólica que dará continuidad a la encíclica Laudato si’, reconoció que es una revisión de lo que ha pasado desde la Cumbre del Clima de París, «que ha sido la más fructífera hasta hoy». «Hay algunas cosas que todavía no se han resuelto y hay urgencia», concluyó.