«Las mayores angustias de un político no deberían ser las causadas por una caída en las encuestas, sino por no resolver efectivamente “el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado”». Estas palabras pertenecen al punto 188 de la encíclica de Francisco Fratelli tutti y han sido recordadas por monseñor Juan Carlos Elizalde, presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana, en la presentación de las LX Jornadas de Delegados y Agentes de Pastoral de Migraciones de la CEE, que han comenzado hoy viernes 16 de abril bajo el lema «La integración en tiempos de pandemia».
El obispo de Vitoria ha indicado que «la integración es un reto» y ha recordado que el Papa ya dijo en 2019 que en el trato a los inmigrantes está en juego «nuestra identidad», pues a través de él «nos estamos definiendo nosotros». «Y cuanto menos se me parece el otro —ha enfatizado—, más se revela Dios».
Por su parte, en su saludo a los 187 participantes en el evento, celebrado por primera vez de manera online, el obispo auxiliar de Madrid José Cobo, responsable del Departamento de Migraciones, ha afirmado que aunque la pandemia nos afecta a todos, no incide sobre todos de igual manera. «A los últimos les afecta más». Cobo ha agradecido el esfuerzo de aquellos que a lo largo de este último año «se han fijado en los últimos». «En esta tarea estamos todos juntos. Cuando rezamos el Padrenuestro no podemos olvidar que ese “nuestro” nos hace a todos hermanos».
Antes del inicio de los trabajos ha sido proyectado el vídeo con la intención del Papa Francisco para este mes de abril. En él, el Santo Padre llama a orar por quienes defienden los derechos humanos con «coraje y determinación», por quienes luchan para que no haya «gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte». «Recemos —pide el Papa— para que aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias en crisis, vean que su sacrificio y su trabajo den fruto abundante». En algunos lugares —recuerda— «defender la dignidad de la persona puede significar ir a prisión e incluso sin juicio, puede significar la calumnia».
Expulsión de Marruecos de Helena Maleno
El llamamiento papal cobra especial relevancia esta semana, en que se ha conocido la expulsión de Marruecos de la activista y periodista Helena Maleno. Maleno llevaba veinte años en ese país salvando vidas. Entre muchas otras actividades, se encargaba de llamar a Salvamento Marítimo cuando había una patera a la deriva —a ella la avisaban los propios inmigrantes— o de procurar que quienes fallecían por el camino tuvieran una sepultura digna tras informar a sus familiares.
Según ella misma ha relatado, fue «expulsada y deportada con violencia» el pasado 23 de enero, sin que se le permitiera siquiera reunirse con su hija de 14 años. «Tras años resistiendo a la criminalización y a pesar de que dos procedimientos judiciales en España y Marruecos han reconocido que mi labor en defensa de los derechos de las personas migrantes no es un delito, la violencia y las amenazas contra mí y mi familia han continuado», denuncia ahora, después de haberse podido reencontrar con su hija y saberla a salvo. «Desde abril de 2020 he sufrido un total de 37 ataques: amenazas de muerte, agresiones, seguimientos, vigilancia policial, escuchas telefónicas y dos asaltos a la vivienda de la familia. El ministerio del Interior, en concreto la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Policía Nacional), en colaboración con la policía marroquí, son los responsables de este hostigamiento, que ha llegado a poner en peligro mi vida y la de mi hija durante estos meses».
Su labor con la organización Caminando fronteras ha permitido salvar 100.000 vidas.

En declaraciones al programa Periferias de Trece TV, Maleno ha indicado que no va arrojar la toalla y que seguirá luchando. «Cada vez incomodamos más. Simplemente decimos que no queremos un sistema de muerte, sino de vida». «El camino hacia la democracia no se hace a través del odio».
