Fernando López es un jesuita español que vive en la región amazónica desde 1998. él, con la misionera laica Patricia Blasco, son miembros del equipo itinerante de la Amazonía. Según indica el jesuita en Vatican News, «la amazonía es imagen y semejanza de la Trinidad, porque es diversidad en unidad y complementariedad». De esta manera, destaca que este es un principio teológico, y que él mismo lo descubre cada vez más profundidad. «Dios es diverso: entre más diverso más hermoso y más divino», declara el jesuita, haciendo un paralelo con la gran diversidad de pueblos y culturas existentes en la Amazonía. «El Sínodo es un tiempo de kairós, es decir, un tiempo de profecía», indica, señalando que toda profecía tiene dos dimensiones, una de anunciar: la vida que la Amazonía y sus pueblos significan para el planeta; la otra, de denuncia: esto es, las amenazas que viven ahora los pueblos indígenas y toda la Amazonía». «Contra eso, toda la humanidad nos debemos de plantar», dice el padre López. Porque para él «todo está conectado», así que destruir una parte del ambiente pone en desequilibrio todo. También indica que, en la región amazónica, todos juntos luchan por la vida: «Unidos por defender la vida en la Amazonía, defendemos también la vida en el planeta, defendemos su equilibrio». Se trata de aprender a «plantarse» frente a las grandes amenazas. Con claridad, el jesuita invita a todos a reflexionar y a caminar juntos para un cambio profundo en la Iglesia y en la sociedad: «Si todos nos unimos, podremos mantener la danza de la vida sobre la madre tierra». Y esto «no solo para hoy y no solo para unos cuantos, sino para mañana y para todos los seres que hacemos comunidad en esta casa común».
Por otra parte, Patricia Blasco define el equipo itinerante de la Amazonía como «una manera diferente de Iglesia y de misión». Este equipo fue creado hace 21 años, gracias a la intuición del padre Claudio Perani, jesuita español, quien quería «atender los lugares no visitados de la Amazonía». Está formado por cerca de 20 personas y busca diferentes maneras para atender a todo tipo de problemas en los lugares más remotos de la Amazonía. Todo esto se hace «en vínculo con el obispo, con el CELAM, con la CLAR, donde buscamos conjuntamente cómo acercar a aquellos que no pueden ser acercados en la Iglesia», afirma la misionera. Hablando de su experiencia personal, Patricia explica que lo mejor del grupo «es el trabajo en equipo, es la riqueza de la diversidad como equipo, donde damos cada uno nuestros dones, nuestros servicios, y desde ahí hacemos el camino del Reino». Algo que le anima para vivir su misión el día a día es recordar la experiencia de la mujer sirofenicia (Marcos 7, 24-30). El relato bíblico nos cuenta que la mujer sirofenicia era una mujer catalogada como «pagana», que pedía un milagro a Jesús. Jesús escuchando la fe de aquella mujer le concede el milagro. Como la mujer sirofenicia «no estamos en los lugares conocidos, y es el desconocido que nos ayuda a conocer a Dios», explica la misionera laica. «Aquí es donde me identifico y veo vivo el Evangelio», afirma Patricia.
