En el Regina Caeli del tercer Domingo de Pascual, el Papa Francisco ha explicado los «tres pasos» para encontrar a Jesús: abrir el corazón, leer el Evangelio e invitarlo a casa. El santo Padre ha dirido la oración del Regina Caeli desde la biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano, como lleva haciendo desde que empezó la crisis del coronavirus.
En su catequesis, el Papa ha querido profundizar en el Evangelio de Emaús, que comienza y termina «en camino». Un viaje que tiene lugar durante el día, con una buena parte del trayecto cuesta abajo pero que tiene la parte de regreso: «otros once kilómetros, pero hechos al anochecer, con parte del camino cuesta arriba después de la fatiga del viaje de ida, y de todo el día. Dos viajes: uno fácil durante el día y el otro agotador por la noche». De los dos viajes, el Santo Padre señaló que el primero, de día cuesta abajo, transcurre «en la tristeza», mientras el segundo, cuesta arriba y de noche, lo hace en la alegría». En el primero está el Señor caminando a su lado, pero no lo reconocen; «en el segundo ya no lo ven, pero lo sienten cerca de ellos. En el primero están desanimados y desesperanzados; en el segundo corren para llevar a los demás la bella noticia del encuentro con Jesús Resucitado». De esta misma forma compara el Papa las situaciones de nuestra vida «aquellos que al principio, se dejan paralizar por las desilusiones de la vida y van adelante con tristeza, y está el camino de los que no se ponen a sí mismos y sus problemas en primer lugar, sino a Jesús que los visita, y a los hermanos que esperan su visita. Es decir, los hermanos que esperan que nosotros cuidemos de ellos». Por eso, «este es el punto de inflexión» ha afirmado el Papa. «Seguir adelante mirando a la realidad más grande y verdadera de la vida: Jesús está vivo, Jesús me ama».
«Cambio de marcha: del si al sí»
El cambio «de marcha» es pasar de los pensamientos «sobre mi yo, a la realidad de mi Dios; pasar de los “si” a “sí”. De los “si” a los “sí» y ha puesto un ejemplo: «Si Él nos hubiera liberado, si Dios me hubiera escuchado, si la vida hubiera ido como yo quería, si tuviera esto y aquello… Este “si” no ayuda, no es fructífero, no nos ayuda a nosotros ni a los demás. Sin embargo, ese otro Sí, el ahora, no mañana, nos pone en camino de nuevo para anunciarlo». Sí, puedo hacer esto para que la gente sea más feliz, «para que la gente mejore, para ayudar a mucha gente. De “si” a “sí”, de la lamentación a la alegría del servicio».
Tres pasos para encontrar a Jesús
Para encontrar este «sí» el Papa propone tres caminos: «primero, abrir el corazón a Jesús, confiarle las cargas, los cansancios, las desilusiones de la vida; el segundo paso, escuchar a Jesús, tomar el Evangelio en mano, leer hoy este pasaje, el capítulo veinticuatro del Evangelio de Lucas; y el tercero, rezarle a Jesús». Al finalizar la catequesis, el Papa ha insistido en que elijamos el camino de Dios, no el camino del yo;« el camino del “sí”, no el del “si”. Descubriremos que no hay ningún imprevisto, no hay subida, no hay ninguna noche que no se pueda enfrentar con Jesús».
