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El obispo de Santander, Vicente Jiménez, preside la misa de despedida de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor

La congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, se marchan de su Casa de Santander, ciudad a la que llegaron en 1881. Tras la explosión del Cabo Machichaco prestaron un gran auxilio a muchos damnificados. En Santander se encontraban en la calle Moctezuma, donde tenían un colegio

 

Por este motivo, el obispo de Santander, Mons. Vicente Jiménez, presidirá este domingo 16, una misa de homenaje y de despedida, a las 12 de la mañana, en la Iglesia de Santa Lucía.

 

La Eucaristía servirá también para que las religiosas de la “Divina Pastora”, como son conocidas popularmente, expresen “su agradecimiento a los ciudadanos de Santander por su acogida y tradicional colaboración”, explicó una de las monjas.

 

Esta congregación, radicada en la calle de Moctezuma, llegaron a la capital en 1881 y desde entonces vivieron dedicadas a la enseñanza, primero en San Román de la Llanilla y más tarde en la calle Méndez Núñez.

 

En Santander se asentaron “a raíz de la trágica y devastadora” explosión del  barco “Cabo Machichaco” (1893), en la Calle Santa Lucía. Con su presencia se deseaba auxiliar a los numerosos damnificados.

 

La fundadora de la congregación, María Ana Mogas Fontcuberta, beatificada en 1996 y actualmente en proceso de canonización, “fue un ejemplo para todos por su alma franciscana, sencillez evangélica y dinamismo apostólico”.

 

Este “mismo espíritu impregna hoy” a las actuales hermanas, cuya congregación fue fundada en 1850 con el carisma de vivir el Evangelio “y ser signo en la Iglesia mediante el apostolado”.

 

Esta labor evangélica ha supuesto que su presencia esté hoy asentada en misiones de África y Sudamérica porque “el ardor apostólico aún se conserva en nuestros corazones”.

 

Hace seis años las religiosas de la Divina Pastora cerraron “con dolor” el colegio de la calle Moctezuma, pero han seguido con su labor pastoral prestando colaboración a los fieles de la Parroquia.

 

Durante estos últimos años han prestado servicios en la Diócesis mediante su apoyo a programas de Cáritas en el área de la inmigración, la Sanidad, Prostitución, Catequesis, Liturgia y con Manos Unidas de Cantabria.

Una de sus colaboraciones más relevantes fue en el programa “Calor y Descanso”, al proporcionar un local a Cáritas con el fin de que en los meses de invierno, los inmigrantes o transeúntes sin recursos pudieran pernoctar bajo techo durante la noche en el local que sirvió de colegio en la calle Moctezuma de Santander.



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