Hoy, día 24, en el curso de la Audiencia general de los miércoles, Su Santidad el Papa Francisco ha recibido a los obispos presentes en Roma, procedentes de diversas partes del mundo. Entre éstos se encontraba D. Julián López Martín, nuestro obispo de León. En diálogo con el Papa, éste se interesó por la diócesis, por su población y, en particular, por los jóvenes y los niños. Don Julián, además de informarle brevemente, le pidió una bendición para los diocesanos; el Papa dijo: “Rezaré por ellos”.
Antes, el Papa, en su catequesis, ante más de 80 mil peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, reflexionó sobre textos evangélicos que enmarcan el artículo del Credo de que Jesús «de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos». Afirmó que el tiempo de la espera es el tiempo que Jesús otorga antes de su venida final. Hablando a los jóvenes les dijo: “¡No entierren sus talentos! La vida no se tiene para guardarla para uno mismo; se tiene para entregarla”. Añadió también que “en la parábola del juicio final, se describe la segunda venida del Señor y se advierte que seremos juzgados en la caridad, según lo que hemos amado a los demás, especialmente a los más necesitados”, y que “lo que se pide es estar preparados para el encuentro, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva la fe con la oración y con los sacramentos; se trata de ser vigilantes para no dormirnos, para no olvidarnos de Dios”. Invitó a todos “a vivir este tiempo presente que Dios nos ofrece con misericordia y paciencia, para que aprendamos cada día a reconocerlo en los pobres”.
Y añadió en español: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina, así como a los provenientes de España, Colombia, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a vivir este tiempo presente que Dios nos ofrece con misericordia y paciencia, para que aprendamos cada día a reconocerlo en los pobres. Muchas gracias”.
También hizo un llamamiento a que se deje en libertad a los obispos ortodoxos secuestrados en el Oriente Medio, a que cese la violencia en Siria, a que se impulse allí la necesaria ayuda humanitaria y a que se busque una solución política al conflicto armado.

Añadir comentario