El misionero jienense Andrés García ha sido galardonado con el Premio «Esteban Ramírez» a los valores humanos. Este reconocimiento ha sido realizado por el Diario «Jaén». «Siento que en la persona de Andrés se premia a todos los misioneros que dejan todo atrás para luchar por un mundo más justo», destacó su hermano Ángel Luís García, cuando recogió el premio en el Complejo «Juleca», en una Gala organizada por el Diario «Jaén» para reconocer la trayectoria de diversas personas y colectivos que se han significado por su relación y trabajo por la provincia de Jaén. El galardón a los valores humanos fue entregado por el Sr. Obispo de Jaén.
Andrés García nació en 1968. Se formó en los Hermanos Maristas de Jaén y continuó sus estudios en el instituto «Virgen del Carmen». Cuando parecía que encauzaría su vida hacia la medicina, una llamada vocacional lo llevó a ordenarse como sacerdote.
Acabó su formación sacerdotal en Vittorio Venato (Italia) y realizó su tesina sobre moral en Roma. En 1996 fue ordenado sacerdote en Jaén. Pero se dio cuenta de que esa no era la vida que buscaba. Marchó a Canadá para aprender francés y después de misión a Costa de Marfil. Tres años después volvió a España y marchó a Elche donde atendió a las comunidades de inmigrantes. Integrado en la Congregación de Misioneros de la Consolata, en 2003 fue destinado a la República Democrática del Congo, donde prosigue su labor evangelizadora y humanitaria.
El propio Andrés García, que no pudo hacerse presente en la Gala, si quiso estar en el acto mediante una carta que leyó su hermano. En ella insta a todos a escuchar las respuestas que los pobres y oprimidos tienen para Europa: «vine a África enviado por vosotros, por la Iglesia de Jaén, con una buena noticia, con una razón para esperar y para seguir caminando. Cada vez que vaya España voy también enviado, esta vez por la Iglesia de la Diócesis de Wamba en la República del Congo; me siento enviado por las comunidades cristianas de nuestra parroquia y por el pueblo pigmeo, el más abandonado y depreciado de nuestra región y quizá del país. Sí, también el/os tienen algo que decirnos, también del pobre y del oprimido vienen respuestas y preguntas. Hay que pensar y programar desde una perspectiva mundial, consciente de que las tres cuartas partes de la humanidad viven en el sur, sometidas desde hace años y años a planes de ajuste económico que no dan resultado».
«Devolvamos a cada ser humano su dignidad de hijo de Dios, pongamos como cimientos de la nueva humanidad los valores universales de la verdad, las justicia, la libertad, el amor, la solidaridad, la fraternidad universal; escuchemos la voz que habla y grita a veces en nuestros corazones, invitándonos a ponernos en camino. Comparto con vosotros una esperanza profunda y la hago una propuesta: propongo para el premio ciudadano del mundo a todas las personas que encendieron la mecha de los ‘indignados’ en muchos países del mundo y a todos aquel/os que mantienen viva la reflexión, la investigación, la denuncia y la propuesta a favor de un sistema mundial económico y político más participativo, que ponga al ser humano en el centro, que lo nutra de valores humanos y (por qué no) cristianos, que se comprometa por un crecimiento económico prioritariamente de los países más pobre y menos industrializados», continuaba la carta enviada por el misionero jienense.
Finalmente, quiso mostrar su agradecimiento a todos: «Quiero agradecer a mis padres por las semil/as sembradas en mí, a mi familia y amigos, a la Diócesis de Jaén de la que me siento parte, a los Misioneros de la Consolata que me acogieron en su seno yabrieron las puertas de la misión, y a todos los jienenses que ayudan cada día a hacer un mundo mejor. Os agradezco que hayáis pensado en mí para este premio que reconoce sobre todo la labor de todos los misioneros y misioneras de nuestra Iglesia que trabajan por el Reino de Dios».
Fuente: Iglesia en Jaén

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