141 entidades y personas han firmado el manifiesto #nerfuture, «para el futuro de nuestras organizaciones y nuestra sociedad». Entre las adhesiones también se encuentran entidades y personas católicas, como el cabildo de la Catedral de Burgos. Además, empresas, ONGs, periodistas, o personalidades del mundo de la cultura se han sumado. En total, están representadas doce comunidades autónomas de España y 11 países en total.
«En toda diversidad, hay un vínculo que nos une: la convicción de que las organizaciones tienen la posibilidad, si quieren, de poner a las personas en el centro de sus preocupaciones», expresan los firmantes. A la vez, con la consciencia de que «nuestro estilo de vida ha sufrido un shock inimaginable debido a la pendemia del COVID-19».
Ese es el motivo por el que se plantean algunas propuestas concretas para afrontar la «nueva normalidad», un futuro «que aún está por escribirse».
Compromisos concretos
El manifiesto tiene cuatro compromisos que adquieren los firmantes, más cinco «aportaciones al debate social». Entre los compromisos, el primero es «no dejar a ninguna persona atrás en esta crisis». En esa línea, los firmantes se comprometen con la «transparencia, información, con responsabilidad» y pensando en las personas «más vulnerables».
Entre los compromisos también se destaca poner a las personas en el centro, «para lograr un desarrollo sostenible desde la vertiente económica, social y medioambiental». Para ello, se pretende «trabajar desde lo colectivo», sustituir el sálvese quien pueda por «apostar para que nos salvemos todos unidos». Y, el último de los compromisos, «profundizar en la autogestión de nuestras organizaciones para que la libertad, la corresponsabilidad y las decisiones conjuntas sean nuestras señas de identidad».
«Aportaciones al debate social»
En total, son cinco puntos que los firmantes de #nerfuture plantean dentro del debate social para afrontar y construir la nueva normalidad. Hace referencia, por ejemplo, a la emergencia climática, con la idea de «rediseñar nuestras sociedades buscando la armonía con el entorno en el que vivimos». También se incide en «potenciar decididamente la búsqueda del bienestar común, en lugar del individual».
El manifiesto apuesta por «evolucionar hacia una globalización desde lo local, con las personas en el centro», y por evitar ahondar en las desigualdades. También hay un punto dedicado a la Inteligencia Artificial y al big data. Estas tecnologías «pueden ser una herramienta de ayuda», pero se advierte de que «no se conviertan en un nuevo negocio y en un sistema de control social».
