Enrique Sanz Giménez-Rico, SJ, decano de la facultad de Teología de Comillas, invita a la «vuelta a los orígenes» y a afrontar con valentía «las dificultades y frenos que actualmente existen para que la Iglesia sirva, también intelectualmente, al Pueblo de Dios y al conjunto de la sociedad».
Lo ha hecho en el último número de la revista Sal Terrae, bajo el título «Tiempos difíciles, no exentos de esperanza», en el que urge a una mayor calidad de la dimensión intelectual de la misión de la Iglesia. Para ello, centra su mirada en tres grandes figuras: Pablo de Tarso, el Cardenal Martini y el teólogo Olegario González de Cardedal, que creyeron y vivieron en profundidad, también en circunstancias no siempre favorables, la dimensión intelectual de la Iglesia.
Con su recuerdo a estos referentes, el decano de la Facultad de Teología de Comillas, anima a que pongan en práctica sin prisa, pero sin pausa lo que el proemio de Veritatis Gaudium subraya con meridiana claridad: que los alumnos de teología puedan ser introducidos espiritual, intelectual y existencialmente en el corazón del kerygma, en cuyo centro están la misericordia y el diálogo, para que en el futuro puedan ser evangelizadores con cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena; la importancia de la inter y transdisciplinariedad; el impulso a la investigación científica y a los centros de investigación; la necesidad urgente de «crear redes» entre las distintas instituciones, activando con decisión las oportunas sinergias.
