Por Antonio DÍAZ TORTAJADA, sacerdote-periodista
Andrea Brugnoli, sacerdote de la diócesis de Verona (Italia) puso en marcha las iniciativas de Sentinelle del Mattino en 2002, para evangelizar en las calles. Una actividad pastoral que hunde sus raíces en lo más profundo de la evangelización cristiana,
Siguiendo este método varios grupos de jóvenes llevarán a cabo en la noche de este sábado una “misión” (no exenta de esfuerzo) por las calles del centro histórico de Valencia anunciando el Evangelio que se prolongará hasta la una de la madrugada, dentro de las actividades previstas con motivo del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil de Valencia.
La evangelización, denominado “Una luz en la noche”, se efectuará por las zonas de la “movida” valenciana, donde más bares y pub por metro cuadrado hay.
Así, un grupo sale a la calle, de dos en dos, para invitar a otros jóvenes a acudir a la iglesia o capilla donde se encontrará el Santísimo expuesto; otro equipo es el que los recibe a la entrada del templo y otros dos grupos de jóvenes se encargan de animar la oración ante el Santísimo con música o ambientación así como de interceder en oración por esa noche
El sacerdote Brugnoli insiste en que Sentinelle del Mattino no es un movimiento ni él un fundador sino que es un conjunto de métodos que cualquier parroquia, movimiento o carisma puede emplear si antes entrena un poco a los evangelizadores, por lo general jóvenes
El método que pretende que el mensaje sea transmitido de forma individual para obtener la mayor atención posible, hace años se emplea en Italia y Francia y hace algunos meses que lo emplea el grupo Kerygma en la diócesis de Alcalá de Henares.
“Una luz en la noche” es un método que requiere cuatro equipos de personas: Los que salen a la calle: de dos en dos, invitan a los viandantes a acudir a la iglesia o capilla donde estará el Santísimo expuesto.
Los que reciben en la entrada del templo: personas de indudable carisma acogedor, sonrientes, agradables… ¡gruñones abstenerse!
Los que animan la oración ante el Santísimo: música, ambientación, predicación breve, sacerdotes que confiesen…
Y los que han intercedido o están intercediendo en oración por esa noche.
Los evangelizadores callejeros detienen a gente de su edad, a personas que no estén atareadas, personas que estén solas o en pareja. No abordan a grupos porque el anuncio debe ser personal. Les entregan una tarjeta u octavilla, que es sobre todo una excusa para romper el hielo.
Los evangelizadores hablan a los viandantes con palabras sencillas. Las palabras “adoración eucarística” o “exposición del Santísimo Sacramento” no son sencillas, sino eclesiales y complicadas, y la gente de la calle, alejada de la Iglesia, no las comprende. Tampoco hay que perder tiempo explicando “somos evangelizadores de tal movimiento…”. No hablamos de nosotros, hablamos de que Jesús ama a la persona.
Hoy un puñado de jóvenes tienen un reto. La Iglesia de Valencia espera que lo cumplan.
Esta actividad no hay que confundirla con “Luces en la ciudad” iniciativa que surge en 2004 en el Centro Arrupe (Jesuitas-Valencia) gracias a un grupo de sacerdotes, religiosos y laicos que deseaban promover la espiritualidad de comunión entre los agentes de evangelización juvenil en la Diócesis de Valencia. Desde la convicción de que sin comunión en la Iglesia no hay evangelización de la Iglesia, pusieron en marcha una iniciativa que favoreciera dicha comunión al servicio de la misión evangelizadora entre los jóvenes. Desde sus inicios en 2004, “Luces en la ciudad” se realiza en el Centro Arrupe, Jesuitas-Valencia (Gran Vía Fernando el Católico, 78).

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