“El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mt 16,24)
- ¿Realmente los que nos decimos cristianos en este tiempo estamos decididos y dispuestos en verdad a ir con Jesús, a caminar con él?
- En esta sociedad del consumismo y del descarte en la que vivimos y cuyos defectos con frecuencia compartimos, ¿qué puede significar la exigencia de negarnos a nosotros mismos?
- Jesús nos dice que, tras la negación de nosotros mismos, es preciso cargar con nuestra cruz. ¿Podemos preguntarnos cuál es la cruz que nos ha tocado como personas y como grupo social?
- En los evangelios adquiere una resonancia especial la categoría del seguimiento de Jesús. ¿Qué implica para cada uno de nosotros la invitación a seguirle?
- ¿Y qué significa esa invitación para la Iglesia de hoy, para la comunidad diocesana y parroquial o para la congregación a la que pertenecemos?
- ¿Podemos afirmar que vamos dando algunos pasos positivos que puedan dar testimonio ante el mundo de nuestra voluntad de seguir a Jesucristo?
- Teniendo en cuenta mi experiencia y mi situación personal, ¿se puede observar mi decisión de seguir el camino de Jesús hasta la cruz?
